Estrenarse como titular en su segunda aparición en Primera, cuajar un partido con 100% de efectividad en los pases y marcar el gol de la victoria de penalti con empate en el marcador. Todo eso, con 20 años, es lo que hizo un jugador de Osasuna ayer ante el Sevilla. Con todos ustedes, Aimar Oroz.

Jagoba Arrasate dio la alternativa al canterano, renovado hasta 2026 y con una cláusula de 28 millones, en el debut liguero y no cabe duda de que fue el gran acierto. “Es una ilusión enorme. No se puede pedir más, estoy muy contento. Primera vez que juego con el estadio lleno y es un orgullo”, reconoció tras el encuentro el mediapunta, que no podía esconder su sonrisa.

El que fuera capitán del Promesas la temporada pasada demostró de lo que es capaz. No le quemó el balón, y así lo acredita la estadística: 22 pases acertados en 22 intentos. Tampoco le tembló el pulso a la hora de hablar con el árbitro y dio un paso adelante a la hora de pedirle el penalti al Chimy Ávila, algo que sorprendió a todos.

“Me lo ha dejado, se lo agradezco mucho. Me ha dicho que buena suerte y que iba para dentro”, explicó el navarro. El argentino luego declaró: “Cuando voy a patear el penalti me lo pide. Me llenó de orgullo el valor y la decisión con la que me lo pidió. Le dije: ‘Mira, pase lo que pase, te honra la valentía tuya así que remátalo tú”. El rosarino, por su parte, se preocupó de acaparar los focos y evitar, al igual que hizo Moi Gómez, las intentonas de los jugadores del Sevilla en distraer a Oroz, que también demostró personalidad delante de los micrófonos cuando fue preguntado sobre sus nervios: “Presión por qué? Un partido más y he salido a disfrutar”.

Acerca de lo que le pidió Arrasate, Aimar fue sincero: “Hacer lo mismo que he venido haciendo y que pelease todo”. Y funcionó a la perfección.

Su destacada actuación tuvo la recompensa en la ovación de los 18.536 espectadores de El Sadar: “La piel de gallina, ganas de llorar me han entrado”. Al término, fue el más aclamado y se quedó saludando y haciéndose fotos con los aficionados.