El Getafe asomó por primera vez en El Sadar en la Navidad de 1970. Ambos equipos chapoteaban entonces en la Tercera división: los rojillos con la presión del ascenso y el cuadro madrileño peleando por la permanencia en una categoría repartida en cuatro grupos de veinte equipos. El rival se presentaba entonces como Getafe Deportivo, denominación que mantuvo hasta su desaparición el 1 de julio de 1983. En ese mismo acto de clausura, los socios deciden comenzar los trámites para fundar un nuevo club, el actual Getafe.

Aquel equipo pasó por Pamplona sumando una derrota tras otra, tanto en Tercera como en Segunda. Solo en el ejercicio de 1979-80, año del retorno a Primera, los azulones arrancaron un empate a dos goles. Pero volviendo al día del estreno, cabe rescatar que Osasuna ganó 4-2, que los goles los marcaron Ostívar (2), Osaba y Jordana, y que en las filas del Getafe jugaba Luis Sánchez Rubio, luego formidable defensa y capitán de Osasuna entre 1971 y 1980. El Getafe, ya con el apellido Club de Fútbol, reapareció en El Sadar en la temporada 1994-95. Desde entonces los duelos entre ambos equipos han sido frecuentes, también en Copa.

Hoy, el Geta es el invitado al partido que hace el número 600 de los que ha albergado El Sadar en Primera división con Osasuna como anfitrión. Lo anecdótico es que el cuadro ahora preparado por Quique Sánchez Flores también aparece en el cartel del encuentro número 500, en el curso 2012-13. No fue aquel un Osasuna-Getafe cualquiera. Era la jornada 35 del Campeonato y había mucho en juego, tanto como la permanencia. Y en esas ocasiones la afición despliega el protocolo tradicional: concentración, fiesta en ‘zona rojilla’ y recibimiento multitudinario al equipo en la puerta del estadio.

Con este marco, el resto lo tenía que poner Osasuna, que salvó el compromiso con un gol de Alejandro Arribas. Los tres puntos, sumados a los arrancados frente al Sevilla en la penúltima jornada, ayudaron al equipo de Mendilibar a sellar otra salvación por los pelos. Osasuna no pasaba por un buen momento: había perdido los últimos cuatro partidos disputados en El Sadar y en las cinco jornadas anteriores a la visita del Getafe presentaba una secuencia de dos empates y tres derrotas.

La situación se complicaba un poco más tras la sanción a Arribas, expulsado unos días atrás en Valencia. Por este motivo, Mendilibar no le incluyó en la convocatoria. Sin embargo, el recurso de Osasuna ante el Comité de Apelación surtió efecto esa vez, al defensa le levantaron el castigo, jugó y marcó. Arribas es parte importante de esta historia porque un año después el Getafe apostó fuerte para incorporarlo a su plantilla cuando el club pamplonés había descendido y estaba en fase de liquidación para rebajar masa salarial. Sin embargo, el central eligió al Sevilla e inició un periplo que le ha llevado al Deportivo de la Coruña, Pumas de México, Oviedo y hoy, con 33 años, al Juárez mexicano.

También es el principal accionista del Rayo Majadahonda, de 1ª RFEF. El partido 500 que tuvo como protagonista a Arribas presenta más aristas. Por ejemplo, en su declaración ante la Policía por el caso Osasuna, el presidente de la gestora, Javier Zabaleta, acusó al gerente Ángel Vizcay de negociar a espaldas de los responsables del club la venta al Getafe de Arribas y del guardameta Andrés Fernández, operación que no cuajó. Además, como se recordará, aquel Osasuna-Getafe estaba bajo sospecha de un posible amaño, según las declaraciones de Vizcay. Arribas abandonó Osasuna en medio de aquel escenario en plena agitación. Llegó del Rayo Vallecano con la carta de libertad y se marchó con el mismo salvoconducto. Dejaba en la hoja de servicios su participación en 73 partidos oficiales en los que marcó 3 goles. En aquella plantilla hicieron acto de aparición Roberto Torres y Unai García, aunque de forma residual. Diez años después, siguen para poder contarlo.