La pregunta lleva meses en las redes sociales y nadie logra responderla: ¿qué tiene que hacer Vinicius para que le echen de un partido? Porque las respuestas normales no valen: coger del cuello a un rival, o empujarlo o golpearlo sin balón de por medio; insultar o menospreciar al árbitro; encararse con la afición local... Nada. Lo ha hecho todo y los árbitros no han reaccionado. El arbitraje español está haciendo el ridículo con su actitud cobarde en este asunto, obviamente por el temor a que Florentino (no sería la primera vez) fulmine al colegiado que se atreva a expulsar a su gran figura. Y, claro está, Vinicius, que no es tonto, se ha dado cuenta de que tiene patente de corso y cada vez la hace más gorda. Ah, y cuidado con criticarlo, que te ponen la etiqueta de racista.