En un encuentro con un panorama facilón, por el desarrollo general y los detalles, los técnicos deberán calibrar hasta dónde fue acierto del rival o demérito propio los tres goles que encajó Osasuna en Getafe. Si faltó determinación de los rojillos en esas acciones que acabaron mandando al fondo de la portería los jugadores del Getafe o si fue solo acierto de los locales a la hora de hacer exitosas esas pugnas. Pero los primeros análisis que le quedan a Osasuna del partido en el Coliseum Alfonso Pérez hablan de la amargura que deja marcar dos goles fuera de casa y terminar derrotado, de la rabia que supone empatar dos veces un marcador y verlo marchar en el tramo final del partido, de la incomodidad que queda después de recibir tres goles de cabeza cuando el poderío aéreo es seña de identidad. 

El racimo de circunstancias se resume en una verdad incuestionable: no hay partido que se sostenga cuando hay tres goles en contra sangrando en la portería propia. Osasuna concedió lo suficiente -un metro de distancia, unos centímetros de espacio- en esas acciones que resultaron vitales para un equipo como el Getafe que, como no es generoso en lo que ofrece en ataque, sabe agarrarse a las oportunidades que le brinda el juego en forma de acciones a balón parado o bombeos de balones al área. Pero por encima de todo le tiene que doler la derrota a Osasuna ese mal negocio que consiste en marcar dos goles fuera de casa y que no dé ni para el premio más pequeño, el empate. El curso no acaba más que empezar pero los goles en contra, cómo llegan, en qué número, pueden pasar de ser una evidente incomodidad a convertirse en un serio problema. Como en Getafe.

Había un lógico interés por ver la siguiente alineación después del parón de las selecciones, porque Osasuna venía de una derrota con el Barcelona, pero en un encuentro con buena actuación general e interferencia arbitral. De ahí salió a relucir Iker Muñoz, que tuvo su premio en el once. Premio y máster frente al Getafe, ejemplo de rival sin contemplaciones que se siente mejor armado entre centrales reinventados para otras partes que ofreciéndose a pecho descubierto. Los papeles se intercambian tanto por la causa, la de poner grilletes a todo lo que se mueve, que los delanteros también se relamen en esa faena. Latasa, el jugador que más faltas hace de la Liga y protagonista a la postre, casi le marca la cara con la bota a Iker Muñoz con un fútbol excesivo en los medios.

Al centrocampista le correspondió mucho protagonismo en el primer tiempo, además de demostrar que es un tipo táctico y de gestión notable con el balón –Budimir marcó tras recibir un pase suyo entre defensas, pero unos centímetros decretaron fuera de juego–, le pillaron el sitio en la baldosa anterior en gol de cabeza de Mitrovic, pero también fue el más decidido para empatar en el minuto 45. En la jugada del primer gol local, el central serbio atacó la pelota en un espacio que no era de nadie y que se lo quedó él para ni siquiera saltar para cabecear. En la diana de Osasuna, fue el futbolista navarro quien pisó con más temple un terreno comprometido -con algunos pies en alto, marca de la casa- para empatar.

El equipo de Arrasate no había ofrecido una mala imagen en la primera mitad, incluso se había mostrado como un conjunto con más criterio a la hora de buscar la portería contraria a partir del balón, pero quedaba claro que se debía tener más seriedad en defensa y chispa mayor en ataque para puntuar. La segunda mitad, sin embargo, fue un tormento para Osasuna. A los tres minutos, Borja Mayoral ya se había colado por el flanco izquierdo para medir los reflejos de Sergio Herrera, espléndido en el rechace, y tres minutos más tarde a los rojillos les sacaron los colores en defensa. Un centro sobre el meollo del área resultó una autopista para que marcara Carmona con el segundo testarazo fatal de la tarde. A Osasuna volvían a pillarle por sorpresa en una faceta en la que suele lucir un expediente impoluto.

Pero casi no hubo tiempo para lamentaciones. Solo un leve presión en ataque de Osasuna le bastó para que David Soria atropellara a Budimir en una jugada de esas que desespera a los defensas y entrenadores, porque no se atisbaba peligro alguno...y la acción terminó en penalti. Budimir empató el partido con más de media hora de tiempo reglamentario por delante, casi todo seguía igual.

El Getafe apretó los dientes y la apretó a Osasuna. El equipo de Bordalás se estiró por las bandas y atacó por las bravas, probando el temple de David García y Jorge Herrando, metidos en una lucha de gladiadores con Latasa. El delantero del Getafe realiza un fútbol desmedido que le lleva a relacionarse a empellones con los zagueros. El árbitro le perdonó la segunda amarilla después de haberle sacudido a Herrando.

Osasuna, que no había mejorado con los cambios, estaba incómodo, pero tampoco apurado. El tercer gol del Getafe de nuevo de cabeza, de nuevo en un córner, liquidó al equipo de Arrasate que se quedó sin tiempo -pese a los doce minutos de prolongación- y sin ritmo que meterle al partido. No hay final feliz en Primera con semejantes concesiones y contra el Getafe parece que todo duele más.

3 - Getafe: David Soria; Carmona (Aleñá, m.62), Duarte (Arambarri, m.62), Mitrovic, Diego Rico (Gastón, m.90); Damián Suárez, Djené, Maksimovic, Mata (Oscar Rodríguez, m.62); Mayoral y Latasa (Greenwodd, m.77).


2 - Osasuna: Herrera; Peña, Herrando, David García, Cruz; Iker Muñoz, Aimar Oroz (Ibáñez, m.79), Moi Gómez; Chimy Ávila (Rubén García, m.68), Barja (Arnaiz, m.68); y Budimir (Raúl, m.79).


Goles: 1-0: M.33 Mitrovic; 1-1: M.44 Iker Muñoz; 2-1: M.51 Carmona; 2-2: M.57 Budimir, de penalti; 3-2: M.85 Maksimovic.


Árbitro: Alejandro José Hernández Hernández (Comité Las Palmas). Amonestó a Duarte (m.26), Latasa (41), Soria (55), Carmona (60), Djené (90) y Mitrovic (90+3), del Getafe; y a Ávila (38), de Osasuna. Expulsó con roja directa a Angileri (90+2), del Getafe, que estaba en el banquillo.


Incidencias: partido correspondiente a la jornada 5 de la Liga EA Sports disputado en el Coliseum Alfonso Pérez de Getafe (Madrid) ante 9.808 espectadores. Se guardó un minuto de silencio en memoria de los fallecidos por las víctimas del terremoto de Marruecos y de las inundaciones de Libia y del locutor radiofónico Pepe Domingo Castaño.