Osasuna se ha despedido esta mañana de 2023 con el último entrenamiento del año en Tajonar. Ha sido una sesión intensa, en la que no han estado con el grupo los dos jugadores que se recuperan de sus lesiones, Rubén García y Johan Mojica, que han continuado con su trabajo de recuperación individual con vistas a su ingreso en breve a la disciplina del grupo. Los técnicos han programado un entrenamiento exigente, con la realización de transiciones -contragolpes- y varios partidillos como broche final. Los porteros también han tenido trabajo especial a las órdenes de Sanzol -además de los dos del primer equipo, Sergio Herrera y Aitor Fernández, también ha participado Pablo Valencia y el meta del juvenil de división de honor Jon-. Un par de severos chaparrones han acompañado a los jugadores en el último entrenamiento del año.

El calendario es exigente y no sabe de las festividades de Navidad y fin de año y, por eso, los jugadores se vuelven a ejercitar este lunes, 1 de enero, pero a partir de las 11.30 horas, una hora más tarde del horario habitual de comienzo de la actividad. Esta mañana ha habido una numerosa presencia de aficionados y mañana, en una nueva sesión a puerta abierta, habrá que ver cuál es el tirón del equipo en la jornada de Año Nuevo.

La primera semana del año va a resultar ejemplificadora de lo que se viene encima en el mes de enero. Los rojillos están en disposición de disputar hasta nueve encuentros si, por ejemplo, se juega la final de la Supercopa en Arabia -el 14 de enero- y se avanza en la competición copera, porque tras el debut en los dieciseisavos de final ante el Castellón, aparecen como posibilidad los octavos de final -el 17 de enero- y un poco más allá los cuartos de final -el 24-. Si a ello se une lo previsto e ineludible en la Liga -el calendario sigue su curso-, Supercopa -un partido por lo menos- y Copa -otro encuentro como mínimo-, a los hombres de Arrasate les llegan días sin respiro. Bendito agobio de compromisos que es sinónimo de hacer las cosas bien.