Habrá que ver cuánto tiempo dura la emisión de las conversaciones del VAR entre los árbitros principales porque, aunque es un ejercicio de trasparencia muy honrado, no deja de ser una trampa para los propios colegiados que van a oír locutadas sus propias tomas de decisiones, su zozobra, su tensión, algún análisis de aquella manera. Todo ello debería generar comprensión con las dificultades con las que lidia el gremio, pero probablemente favorecerá un efecto contrario, porque tener tecnología no supone saber usarla –hace unos días Iturralde González, ex árbitro comentarista en la SER dijo que Del Cerro Grande, el encargado del VAR en el partido de Supercopa de Osasuna, era uno de los mejores árbitros de los últimos tiempos, pero muy malo para el vídeo arbitraje–, como tampoco tiene que ver con el criterio en la aplicación del reglamento, el gran asunto que le duele a Osasuna.

“Alejandro, te recomiendo que vengas a verlo”, le dijo Pulido Santana a Hernández Hernández, quien continuó: “Vas a ver que el agarrón es claro. A posteriori verás que es una ocasión manifiesta de gol y que al ser el último hombre y ser una ocasión manifiesta de gol conlleva tarjeta roja”.

“Está claro que se quedaba solo delante del portero. Con el balón únicamente tiene que golpear para tirar a puerta, por tanto ocasión manifiesta de gol. Cancelo la amarilla, mantengo el penalti y lo pasamos a roja”, concluyó Hernández en la parte principal de la conversación. Las imágenes del VAR siempre sacarán bien a los actores, pero hay que saber verlos.

Frente a la Real, Hernández Hernández le pitó sin embargo a Arnaiz por lo menos una falta de las mismas características que Muñiz Ruiz no consideró en el partido de la Supercopa ante el Barcelona y de la que se generó el primer gol. Es decir, hubo acometida en el centro del campo con derribo del futbolista rojillo. Idénticas no serán las jugadas, pero como circunstancias del juego son dos gotas de agua. La zancadilla a Budimir le sigue latiendo en las sienes al osasunismo. La entrada al ariete es una jugada perfectamente considerable como penalti. No lo hicieron los árbitros, no se llamaron para su charleta. En otras partes se pitan, a Osasuna no, que es su dolor.