Tras la sorprendente y abrupta salida de Adama Boiro al Athletic, concretada el pasada jueves por la noche previo pago de los dos millones de euros de la cláusula de rescisión del canterano rojillo, el Chimy Ávila está muy cerca de convertirse en el siguiente futbolista en dejar dinero en las maltrechas arcas de Osasuna, que negocia la salida del argentino al Betis.

La fórmula elegida para concretar esta operación sería la cesión antes del cierre del mercado invernal –baja la persiana a las 23.59 horas del 31 de enero, es decir, el miércoles de la próxima semana– con compra obligatoria a final de curso.

Y aquí es donde estriba el problema, pues el club hispalense ofrecería unos tres millones de euros, mientras que Osasuna aspira a conseguir una cantidad mayor por un futbolista que tiene contrato hasta junio de 2026 y una cláusula de 30 millones de euros (aunque el jugador se reservó parte de sus derechos económicos en la última renovación). El Betis no es el único equipo que quiere hacerse con los servicios del Chimy Ávila, ya que, según ha podido saber este periódico, son varios los clubes de diferentes ligas europeas que están pujando por el jugador, con ofertas más suculentas para Osasuna que la del Betis.

Sin embargo, las pretensiones del futbolista argentino y de su entorno pasan por seguir en la Liga española, en la que el Betis aparece como posible destino del delantero rojillo para paliar la baja de Borja Iglesias, que está a punto de marcharse cedido al Bayer Leverkusen.