La última asamblea de socios compromisarios de Osasuna, celebrada a principios del mes de noviembre del pasado año 2023, sirvió para la aprobación por holgadas mayorías de las cuentas de la pasada temporada, con unas pérdidas de 5,1 millones de euros, y el presupuesto para la campaña en curso, con una previsión de 3,1 millones de pérdidas. Sin embargo, el mercado de fichajes de invierno que bajó la persiana el jueves de la pasada semana ha servido para que la directiva de la entidad rojilla cuadre las cuentas del presente ejercicio.

Y es que entre las ventas de Adama Boiro, por el que el Athletic abonó los dos millones de euros de su cláusula de rescisión, y del Chimy Ávila al Betis, un operación tasada en seis millones de euros, cuatro de ellos fijos, va a eliminar las pérdidas previstas, extremo confirmado públicamente por Braulio Vázquez, director deportivo del club, hace escasos días.

Y todo ello sin contar con otras variables que el club podrá ingresar en un futuro, tanto por el Chimy Ávila (unos 700.000 euros en función de que dispute una cifra de partidos), como también por Darko (200.000 euros si sube el Leganés, que es el líder de Segunda, y otros 200.000 si la temporada siguiente se mantiene en Primera) e incluso Nacho Vidal, cedido en el Mallorca con una opción de compra a final de curso de 350.000 euros.