Ha estado Osasuna haciendo durante toda la temporada cuentas con el descenso. La distancia no era preocupante pero las sensaciones invitaban para estar todo el rato pensando en si se daba la resurrección de cualquiera de los de abajo habría que apretarse los machos. 

Pero la realidad es que hay un factor que tiene Osasuna y no tiene casi nadie. Los rojillos cuentan con un delantero que se ha colocado entre los cinco máximos artilleros de la Liga y eso casi que es sinónimo de salvación. Si a eso le sumas que con 32 puntos sumados tienes 15 de ventaja sobre los puestos de peligro, la permanencia ya es virtual y le quedan un par de victorias para que sea matemática. 

Pero volviendo con el factor diferencial. Budimir desencalló, de nuevo, un partido en el que Osasuna no había sido mejor ni mucho menos. Pero Areso robó un balón y corrió hasta encontrar a Rubén García que puso un buen centro. Fue buena jugada, sí, pero el croata supo hacerse hueco, contactar lo suficiente con Fali para que se hiciese hueco y rematar de cabeza de manera espectacular para lograr abrir la lata otro día más. 

A partir de ahí apareció el verdadero Osasuna. Y en una jugada parecida a la primera, el ariete sentenció el partido. Areso, de nuevo, robó un balón, corrió toda la banda como si no costase y puso un balón medido para el delantero. El lateral es un portento físico, no descvubrimos nada a nadie, pero lo cierto es que se encuentra en tal punto de confianza que se atreve a hacer cosas que no hacía a principio de temporada. 

Y con sus dos goles, el croata cuadró las cuentas de todo el mundo.La permanencia ya es virtual y, a poco que se rasquen un par de victorias, para finales de marzo será algo matemático. Lo que habrá que ver a partir de entonces es otra cosa y no es otra que saber si el delantero cuadra otras cuentas, las económicas. 

Budimir tiene 32 años y una temporada brutal. Seguramente vaya a la Eurocopa y su caché aumentará. Si ya le quieren equipos de Arabia, no sería descabellado que algún conjunto de esa zona quiera pagar su rescisión. Pero eso ya sería otra historia. De momento nos quedamos con la que está haciendo en el césped.