Al acabar el encuentro en el que Osasuna alcanzó los 36 puntos, selló la salvación por si había alguna duda, salió Budimir a hablar y dejó claro que “quedan tres meses” y terminó con una media sonrisa al hablar del futuro próximo liguero con un “¿Por qué no?”

Esa frase comprime el espíritu ambicioso que salió desde Sevilla pero que parecía algo aletargado ante la temporada algo irregular de los rojillos. 

Osasuna alargó una racha que ha eliminado las dudas y que deja tres meses para recuperar aquello que surgió después de la Copa y que dejó a los de Jagoba en Conference. ¿Este año va a ser lo mismo? No tiene por qué...pero ¿por qué no? Pues eso, Osasuna ha encontrado la fórmula de competir y lo único que se le puede exigir es que siga con ella hasta final de temporada y ya le pondrá el fútbol dónde tenga que hacerlo.

Con un delantero como Budimir todo es más fácil, sin duda. Con máscara, sin ella...¿Batman no era un murciélago? Pues ahora en Pamplona los niños creen que es un cisne que remata cualquier balón con el pecho si hacer falta. Y si el artilugio de la cara le impide rematar de cabeza, pues zurdazo y a la escuadra. 

Pero sin duda el resurgir de la solidez de Osasuna se cimienta en la parte de atrás. Y ahí todos están de sobresaliente, pero hay dos que ya se están acostumbrando a la matrícula. Uno es Sergio Herrera, por supuesto. El portero, que calienta a cada fondo con cada celebración de cada parada, está viviendo su madurez futbolística en un entorno en el que encaja tan bien que se está viendo, sin duda, a uno de los mejores porteros de la Liga. 

Pero delante de él hay otro nombre a resaltar: Jorge Herrando. El canterano no ha tirado la puerta abajo, es que se la ha llevado a casa. Contra el Alavés dio el susto en una acción horrible de ver, pero parece que quedó solo en eso. Antes había ejecutado un uno contra uno con Samu Omorodion que es para poner en Tajonar un día tras otro. Actualmente es el capo de la defensa. La paciencia de esperar tu momento, algo que hoy en día no abunda, y de no dejar de trabajar para lograrlo. Todo eso ha hecho Herrando. Más que merecido. 

Y en ese mar de alegría, la nota tremendamente desagradable fue la lesión de Barja. Justo cuando volvía a ser titular. Al de Noáin el fútbol no debe una, sino muchas.