El anuncio de la marcha de Arrasate ha dejado tocado al osasunismo, que encuentra un alivio viendo como el equipo no ha acusado los acontecimientos de la semana y golea al Almería. Porque ese prematuro ‘hasta aquí hemos llegado’ del entrenador ha sembrado de inquietudes el futuro de Osasuna. Es muy extraño que en un ámbito en el que el técnico es la cabeza de turco, el despedido, sea este quien presenta su renuncia o dice no a una ampliación de contrato sin tener atada otra opción profesional. No estamos acostumbrados a esto. Hay en el entorno rojillo un ruido precursor de que algo se puede venir abajo después de junio, como cuando la alteración de los animales anuncia un movimiento sísmico.

El proyecto de los seis últimos años se sostenía sobre la figura de Arrasate, para la afición muy por encima de los jugadores o de los dirigentes; es lógico, por tanto, este estado de expectación latente ante lo que está por venir (sobre lo que ha pasado y por qué ha pasado no creo que nadie vaya a pronunciarse en público con algo más que lo expuesto en la rueda de prensa por el entrenador). Hay quinielas con nombres de posibles sustitutos que tengan un perfil similar; aquí entran en juego los gustos de Braulio, la referencia a un pasado osasunista, las empatías que provoque el elegido, la partida de nacimiento… Pero mientras el foco está puesto en la figura del entrenador no hay que perder de vista qué plantilla puede encontrarse el elegido.

Porque el final de ciclo de Arrasate pudiera ser también el de algunos futbolistas; no solo el de quienes están de forma permanente en el escaparate como David García, Moncayola y ahora mismo Budimir de manera extraordinaria; también de quienes terminan contrato, como Rubén García, o de otros a los que el club pueda abrir la puerta a una posible salida, siempre a expensas de los gustos del nuevo inquilino del banquillo. El escenario que deja la decisión de Arrasate es frágil y puede provocar una reacción en cadena que veremos tarde o temprano.

No hay que olvidar que el pasado verano Braulio Vázquez (principal defensor de Arrasate cuando este pasó por sus peores momentos) dijo no a interesantes propuestas de otros equipos y optó por seguir en Pamplona; algo parecido ocurrió con su mano derecha, Cata Prieto, a quien cortejó el Deportivo, ahora cerca de volver a Segunda división. Ambos han sido personas muy cercanas a Arrasate en el día a día, eran cómplices en el mismo proyecto y ahora ese vínculo profesional va a romperse. No sería, extraño, por tanto, que Braulio y Cata dieran también su etapa por cerrada.

Sería como abrir cuenta nueva en todos los escenarios. A quien no pillaría bien esa eventualidad es a la junta directiva, de pronto más expuesta al examen de la afición al perder ese escudo que ha sido Arrasate en todos los órdenes. No hay que olvidar que el próximo año habrá elecciones a la presidencia de Osasuna por lo que acertar en la toma de decisiones en los próximos meses es esencial para mantener la paz social y presentar una candidatura continuista. Difícil papeleta. ¿Porque se imaginan qué puede ocurrir si en esa reacción en cadena Fran Canal también decidiera irse?

Confidencial: Raúl, en el casting de entrenadores para sustituir a Arrasate

En la relación de posibles sustitutos de Arrasate se ha colado Raúl González Blanco, exjugador internacional del Real Madrid y actual técnico del Castilla, de 1ª RFEF. Su nombre salta porque parece del gusto de algún directivo lenguaraz, partidario de fichar un técnico de renombre.