Puestos a ser optimistas hasta que la cruda realidad dicte lo contrario, habrá que alegrarse de que el nuevo proyecto de Osasuna llegue al parón liguero tras haber demostrado contundencia en El Sadar, con 7 puntos de 9 posibles. Eso de intentar volver a convertirlo en un fortín (poco lo fue en la era Jagoba, para qué engañarnos), aparte de ser gratificante para el aficionado que baja al estadio, suele ser garantía de no bajar al barro, porque hay varios equipos por ahí abajo que van a tardar bastantes semanas en sumar esos 7 puntos. Y es que de eso se trata siempre, de que haya al menos tres rivales lo más lejos y abajo posible. Y el segundo aspecto positivo es que la victoria de ayer borra un poco el desastre de Girona, aunque habrá que esperar al lunes 16, en Vallecas, para saber si fue un accidente o algo más estructural y preocupante. Pero vamos a ser optimistas, que sirve además para no comerse el tarro en estas dos semanas de espera.