Osasuna sabe lo que tiene entre manos en El Sadar, que no es otra cosa que el escenario excelente donde pegarse un buen atracón de puntos para sacar adelante el curso –la permanencia–, pero también el lugar a donde acude con las ideas claras y el plan de acción aprendido y en donde, por ahora, en los tres partidos de Liga que se han jugado, se suma y convence, que tan difícil lo primero como lo segundo. Osasuna logró una victoria solvente ante el Celta, en la que supo sortear los momentos de crisis con argumentos y buen tono, y en la que solo se sufrió al final cuando la historia del partido se retorció con un gol inverosímil en propia puerta en el tiempo de descuento.
El equipo de Vicente Moreno supo exponer un fútbol agresivo y poco conformista, de búsqueda de la portería del rival y del protagonismo en el partido, frente a un rival que también demostró que tiene un buen arsenal de recursos, con futbolistas en forma y pegada en el ataque. Osasuna también mandó un mensaje a todo el mundo –a los aficionados, a sus rivales– que va a ser un equipo precavido y sin remilgos a la hora de sostener una renta favorable y que si hay que defender con una multitud, se montará un muro. Y a otra cosa.
Frente al Celta, un encuentro difícil y tenso tras la debacle en Girona, quedó claro que Osasuna tiene un trecho que recorrer buscando el equilibrio y que habrá que trasladar el comportamiento excelente de El Sadar a otros estadios, no olvidarse lo aprendido de una semana a otra. Osasuna pasó de ser un equipo timorato y contenido en su despliegue, a exponer sus tradicionales virtudes en cuanto a carácter y juego. No cabe duda de que irse con siete puntos al parón de la Liga, con el camino de los partidos en casa bien sabido y como sostén de este comienzo prometedor de este nuevo proyecto, va a dar tranquilidad y facilitar todo lo demás, que es crecer, mejorar, pulir detalles.
Ni el guionista más fervoroso del osasunismo hubiese propuesto el ante el Celta inicio de la película en semejantes términos. Un par de días de entrenamiento, debut en casa con la zamarra rojilla y gol al capazo. El comienzo del partido de Osasuna encontró en el oportunismo de Boyomo una veta imprevista e impensable. El central golpeó con habilidad un balón sin dueño en el área y el encuentro adquirió un tono favorable después de un par de llegadas con susto del Celta, en una de ellas con parada salvadora con la cara de Sergio Herrera a un remate de Borja Iglesias. Boyomo enseñó en su debut que es un central impetuoso, ganador de duelos y con gasolina de sobra para viajar hasta donde haga falta para controlar a un rival. El nuevo central fue un buen ejemplo dentro de un comportamiento general de los rojillos, que se estaban mostrando generosos en el esfuerzo y comprometidos con los deseos propios y de la grada en ponerse al mando de las operaciones.
La alegría, sin embargo, le duró poco a Osasuna, que padeció de nuevo por la banda de sus problemas, la izquierda, y diez minutos más tarde de ponerse por delante, el Celta empataba por mediación de Borja Iglesias. La maniobra de Mingueza sobre Abel Bretones le abrió el camino a un centro raso que no desperdició el delantero. A Osasuna se le hizo bolo el partido, no bajó su intensidad, pero tardó en armar acciones con más de dos pases, porque había precipitación y ganas a partes iguales, mala mezcla. En el último minuto antes del descanso, Osasuna acertó a componer una jugada ordenada y, aunque Budimir andaba como extremo izquierdo para ofrecerse en la última acción, fue Bryan, su compañero de carrera en el flanco, quien metió un centro pesado, de los que molestan a los defensas, y en el que con el ímpetu por defenderlo, Carlos Domínguez marcó un golazo a su portero.
El Celta se había desinflado con el paso de los minutos y necesitaba reanimarse, por lo que su entrenador hizo tres cambios y algo se notó. Sergio Herrera sacó un remate de Alfon a los trece minutos de la reanudación y se animó tanto con un par de acercamientos más al área de Osasuna, que le perdió el respeto al partido. Tenía a casi todo el mundo metido en el medio campo rojillo cuando se le atragantó una contra en la que hubo un engaño de Bryan en el círculo central, que permitió la cabalgada larga y elegante de Abel Bretones, que terminó con un disparo raso y cruzado. Si el lateral había sufrido en algunas acciones en defensa, nada que no sea subsanable con la experiencia que adquirirá en el torneo, con el campo por delante es un potro desbocado que resulta un primor.
Aunque el Celta intentó no sucumbir tras el tercer gol, lo cierto es que Osasuna gestionó sin problemas sus ansias. El equipo de Vicente Moreno defendió hasta con una línea de seis hombres, mandando un claro mensaje: lo primero que hay que hacer cuando se gana es echar el cerrojo con el personal que haga falta. Sergio Herrera salvó una lanzamiento de falta a quince minutos del final, pero nada logró hacer cuando en el descuento Moi Gómez le hizo una cesión envenenada que acabó con la pelota en el fondo de la portería. Fue el susto en el añadido. Felizmente, una anécdota para recordar en este parón.
FICHA TÉCNICA:
OSASUNA Sergio Herrera; Areso, Catena, Boyomo, Abel Bretones; Torró, Moncayola (Pablo Ibáñez, m. 88); Rubén García (Iker Benito, m. 77), Aimar Oroz (Moi Gómez, m. 88), Bryan (Rubén Peña, m. 64); Budimir (Raúl García, m. 77).
CELTA Iván Villar, Mingueza, Jailson, Carlos Domínguez (Starfelt, m. 46), Javi Rodríguez, Hugo Álvarez, Fran Beltrán (Damián, m. 46), Moriba (Sotelo, m. 77), Aspas, Swedberg (Alfon, m. 46), Borja Iglesias (Douvikas, m. 64).
Goles 1-0, M.21: Boyomo. 1-1, M.29: Iglesias. 2-1, M.45: Carlos Domínguez en propia puerta. 3-1, M.62: Abel Bretones. 3-2, M.91: Moi Gómez en propia puerta.
Árbitro Juan Martínez Munuera (Comité valenciano). Amonestó a Lucas Torró (m.66) y Rubén García (m.75), por Osasuna. Mostró cartulina roja a Alfon (m.86).
Estadio El Sadar. 19.908 espectadores.