Este partido ya lo ha vivido Osasuna esta temporada. Los rojillos dejaron escapar un encuentro que tenían controlado y con uno más, pero ampliaron la racha sin ganar en Liga a nueve partidos. Es difícil explicar que a Osasuna le temblaron las piernas cuando el partido se había puesto como habría soñado cualquiera. 

Con un Aimar imperial, dominador y cada vez más engrandecido, Osasuna dominó la primera mitad y parte de la segunda. Budimir tuvo varias ocasiones de las que no suele fallar (parece algo cansado) y Barja estrelló el balón en el palo en una jugada típica suya. 

Justo cuando Osasuna marca y expulsan a Essugo es cuando a los rojillos se les marcha todo el control del partido. Vicente Moreno comienza a meter defensas a tropel y manda el mensaje (implícito o explícito) al equipo de que hay que echarse atrás. Y eso, sumado a una tembladera de piernas defensiva desemboca en los últimos minutos y en el descuento.

Es inconcebible que tanto los jugadores como el entrenador pierdan la tutela de un encuentro así. Puedes no ganar, la mala suerte o el acierto del rival, pero no así.

Y no es la primera vez que a Osasuna se le escapan dos puntos por falta de ambición, alguien debe de hacer una reflexión profunda ya que el equipo está pagando extremadamente caro este tipo de planteamientos. Otro rival en crisis como lo fueron, por ejemplo, Valencia, Sevilla o Alavés en partidos anteriores. Ya no es que no se haya metido de lleno en el tren europeo (aunque aún queda mucho), es que empieza a asomarse al fondo el descenso y con un calendario cercano bastante terrible. Encima con una confianza mermada al máximo.

Osasuna ha perdido demasiados puntos por tener falta de ambición, por decirlo finamente. Y eso es incomprensible en un equipo como el rojillo, que debe de ser valiente para poder rascar el máximo número de puntos posibles.

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Puntuaciones del Las Palmas-Osasuna: Aimar y diez más DIARIO DE NOTICIAS

Ahora llega la Real, otro equipo que tampoco pasa por su mejor momento y en el que se tiene que ver la cara casera de Osasuna. La de El Sadar. Y así poder afrontar el sueño de la Copa como ilusión y no como una distracción en un momento de crisis. 

Toca reaccionar, aún queda tiempo, pero sobre todo para que no se vuelva a repetir lo de Las Palmas.