Rubén García Santos (Xàtiva, Valencia, 14/7/1993) reapareció el pasado viernes en El Sadar tras haberse perdido los dos anteriores partidos de Osasuna por motivos personales, y lo hizo saliendo desde el banquillo en el descanso en sustitución del lesionado Torró, asistiendo a Catena para el definitivo 2-1 contra el Getafe y después llevándose una atronadora ovación de la grada porque fue sustituido por Herrando para defender el resultado durante el añadido.
Se perdió Rubén García los duelos contra el Elche en Pamplona (1-1) y contra el Betis en Sevilla (2-0) porque se marcho a la carrera hacia su Xátiva natal porque su padre se encontraba muy enfermo, pero, por suerte, ahora se encuentra “súper bien”, como reveló el propio futbolista este pasado viernes tras el partido contra el Getate. Y la prueba es el vídeo que ha publicado este domingo en el que se puede ver a su padre exhibir con orgullo los escudos de Osasuna y Levante, el actual equipo de su hijo y en el que se formó, que tiene tatuados en cada uno de sus tobillos.
A la publicación de Rubén García ha contestado, entre otros, el perfil oficial de Osasuna. “Nosotros también somos muy de Pepe”, el nombre del padre de Rubén García, ha escrito el club, añadiendo “¡qué grandes sois los dos!”.
Ya tras el compromiso del pasado viernes contra el Getafe en El Sadar Rubén García explicó que “la semana pasada me tengo que ir corriendo para casa y luego ver a mis compañeros como me apoyaron, más allá de todos los mensajes, con ese gesto en el campo del que yo no sabía nada...”, dijo en referencia a la celebración de Víctor, que tras marcar contra el Elche exhibió una camiseta con el dorsal 14 y el nombre de Rubén García en señal de apoyo para el valenciano. “He vivido un vaivén de emociones, pero, por suerte, el cuento ha terminado con una historia bonita porque mi padre está súper bien y yo he podido estar aquí con el equipo que era lo que él quería. Cuando me pudo escuchar le dije que me tenía que quedar con él y me dijo que no, que él quería que me fuera a Pamplona porque tenía que hacer lo que a él y a mí nos gusta, que es jugar al fútbol, y la victoria va a para él”. Así dedicó Rubén García el triunfo de Osasuna a su padre Pepe, que tiene el escudo del club navarro en uno de sus tobillos. Genio y figura.