EL barrio de Buztintxuri comenzó a gestarse sobre los planos en 1999, y las primeras viviendas fueron adjudicadas en 2003. Desde entonces la situación de la zona ha ido a peor. La crisis ha hecho especial mella en este barrio obrero y trabajador. "Desde que hace dos años se produjera el inicio de la crisis cada vez hay más pisos en venta. La vida se ha vuelto complicada debido a los precios de las viviendas. Los locales que aún seguimos manteniéndonos vamos saliendo adelante como podemos, pero el problema es que la gente se ha ido marchando. Ahora mismo, hay muchos pisos vacíos", admite Angel Luis Solchaga Pérez, dueño del bar-restaurante La Mattina, el de más antigüedad del barrio. "A pesar de todo la gente intenta salir adelante. Yo no he tenido problemas con nadie. Siempre te puedes encontrar a uno o dos que algún día no te pagan, pero tal como está la cosa...", reconoce.

Y es que cada vez se hace más habitual ver en los balcones de los edificios carteles anunciando la venta de pisos. Un hecho entendible teniendo en cuenta que muchos vivían del mundo de la construcción hasta que se produjo el crack. Tras el inicio de la crisis, la situación se agravó provocando que los precios de los pisos se hicieran insostenibles para estos vecinos, que ya de por sí tenían problemas para salir adelante. Debido a ello, el barrio, con el tiempo, se ha ido vaciando progresivamente de gente.

FAMILIAS REALOJADAS

Vecinos problemáticos en las viviendas de protección oficial

Pero la marcha de los vecinos también ha tenido y sigue teniendo como origen otros problemas relevantes relacionados con la convivencia. En concreto, los problemas han surgido entre los propietarios de las VPO situadas en la calle Santa Lucía, algunos de los cuales son familias realojadas que acumulan, según reconoce la comunidad, "una deuda por morosidad de 21.000 euros". Los vecinos admiten que las familias "no integradas" llevan mucho tiempo faltando a los pagos. Unos pagos a los que ellos mismos han tenido que hacer frente para evitar el corte del gas o la calefacción.

"En los últimos cinco meses se supone que cada vecino debía pagar una derrama de 50 euros, que se han acabado convirtiendo en pagos de hasta 300 euros", señala una de las vecinas. "Hay al menos dos familias que no han pagado nada de comunidad en los últimos cuatro años. Y eso ha provocado que los demás tengamos que apechugar con sus gastos de comunidad. De hecho, nos llegaron a amenazar con que si no pagábamos lo que faltaba de los otros vecinos nos cortarían la calefacción que es central", admite. "Y no es lo único. Hemos tenido también, desde hace años, problemas de suciedad como meadas o mocos en garaje y ascensores, ruidos y desperfectos", explica. Así lo admite también en un comunicado la comunidad de propietarios, que añade que "los vecinos problemáticos destrozan todo el mobiliario común".

Por otra parte, los vecinos comentan que llevan mucho tiempo pidiendo una solución. Y debido a que la Asociación de Vecinos de Buztintxuri cesó su actividad hace alrededor de un mes, el único recurso ha sido reunirse ellos mismos para intentar encontrar una solución. "Todos hemos intentado que nos escuchen. Se ha ido al Ayuntamiento, a Patrimonio, a Vinsa; pero en todos los casos han hecho oídos sordos y nos han pedido que tengamos paciencia. Puedo llegar a entender que una persona que se ha quedado en el paro no pueda pagar unos meses, pero es que llevamos años así. Y eso ya no es no poder, es no querer", señala la misma vecina.

La comunidad reconoce también en el texto que Vinsa fue quien los metió "con vecinos que no tenían recursos, nómina o trabajo para hacer frente a los gastos comunes". Y debido a que ni el Ayuntamiento, ni la constructora, ni ninguna autoridad se ha hecho cargo de la situación hasta ahora, ya no les quedan muchas esperanzas. La comunidad afirma que muchos vecinos se sienten engañados porque no se les notificó que iban a convivir con familias realojadas. "En 2005 fuimos invitados a ver las viviendas para reclamar posibles fallos. Aquel día faltaban algunos propietarios, a lo que no le dimos mayor importancia, pero resultaron ser vecinos problemáticos", señalan.

DESESPERACIÓN

Los propietarios se sienten abandonados y desatendidos

Los vecinos se encuentran desesperados porque dicen que se sienten abandonados. "Hemos estado en todas partes. No nos escuchan y el problema se está haciendo cada vez más grande. La Policía ha pasado por aquí varias veces, e incluso han llegado a venir los de la perrera para llevarse a los animales que esta gente tiene metidos en las furgonetas en el garaje, y que eran utilizados como perros de pelea", afirma un matrimonio, que, como otros tantos propietarios, ya ha comprado una casa en otro barrio. "Hay muchos vecinos más que también se quieren marchar pero no tienen recursos económicos para hacerlo. ¿Cómo se lo van a permitir? Están metidos en una hipoteca enorme, y no pueden ahora entrar en otra aún mayor", explican.

La situación ha llegado a un punto en el que incluso okupas se han conseguido instalar en viviendas vacías. Vacías desde hace cuatro años y situadas todas en los portales 60,61 y 62 del edificio de la calle Santa Lucía. "Hay un precinto policial en el 62 de cuando vinieron a echarlos. De hecho la policía cambió hasta la cerradura, pero ahora el precinto vuelve a estar roto", afirma el matrimonio. Así lo corrobora también la comunidad de propietarios, que señala que, además, "se oyen rumores de que van a meter a más vecinos problemáticos". "Sólo queremos una solución y un poco de paz", sentencian.