EL tercer peldaño de la escalera sanferminera tuvo ayer como escenario principal la parroquia de San Lorenzo, que en 2010 ha estrenado la costumbre de celebrar una misa en honor al patrón los seis días que dura dicha escalera. Ya se celebraron las del 1 de enero y el 2 de febrero, y ayer, 3 de marzo volvió a llenarse la iglesia.
En esta ocasión, el párroco Santos Villanueva decidió homenajear al compositor José Luis Lizarraga Gastón, natural de Añorbe y autor de algunas de las jotas más populares en honor al santo morenico, como por ejemplo la titulada Que hizo a San Fermín llorar, que ayer fue interpretada por María Cruz Corral.
José Luis Lizarraga, todo un ejemplo de humildad y gentileza, se mostró muy agradecido, y algo abrumado por el reconocimiento público. "Me ha líado Santos", repetía. "Yo no merezco tanto homenaje, porque no tengo una formación musical como la de Turrillas, que era un auténtico maestro". Como se sabe, José Luis Lizarraga es invidente, pero él explica que perdió la vista a los trece años como secuela de una meningitis, y aún así aprendió a tocar el acordeón.
"Mi padre, que era músico, me enseño a tocar el acordeón, aprovechando que un tío mío me trajo uno como regalo de un viaje que hizo a Roma", recuerda. De hecho, Lizarraga sigue tocando ese instrumento en la banda de Añorbe, bajo la dirección de Wilfredo Soler Pérez.
De todas formas, su tarea más reconocida fue la de compositor de jotas, como Quién no ha corrido el encierro, Hay silencio en el Irati, Las caricias de una madre o A las 12 el 6 de julio un grito suena en Pamplona. Hasta 24 canciones suyas grabaron sus sobrinos Jesús, Blanca, Coro y Fernando como Los Hermanos Lizarraga, grupo jotero de lo más popular en los años 70 y 80.
"Unas se han hecho más populares y otras menos", explica José Luis Lizarraga, "pero siempre es un orgullo que en casi todos los certámenes de jotas suenen dos o tres de mis composiciones". De sus años acompañando a Los Hermanos Lizarraga le quedan anécdotas y curiosidades. "Nosotros somos de Añorbe, que no es un pueblo excesivamente jotero; de todas maneras, cuando íbamos a cantar a la Ribera nos llamaban montañeses, y en los conciertos que dábamos en Guipúzcoa nos anunciaban como grupo ribero; en fin, tuve que componer la Jota de Valdizarbe".