Tratamiento de ciertas dolencias mediante el uso de veneno de abejas. Esa es la definición básica de la apiterapia, técnica que por primera vez ha llegado hasta Pamplona de la mano de Alberto Montoya Mindeguía, de 45 años y dueño del establecimiento La Colmena, situado en la calle Eslava número 23. En dicho centro, inaugurado hace apenas cinco meses, además de vender miel, jalea real, propóleo o polen, se llevan a cabo varios tratamientos relacionados con la salud y la estética. Por un lado, se realizan tratamientos de apiterapia para curar dolencias como la epycondylitis (codo de tenista), la epitrochleitis, dolores de espalda, lumbalgias, artritis, artrosis, y problemas de la piel. Y por otro, se llevan a cabo técnicas de depilación mediante el uso de una pasta hecha, entre otras cosas, de miel.

SALUD

Veneno contra el dolor

Montoya, quien durante 22 años trabajó en una fábrica, cuenta que su introducción en el mundo de la apicultura, y sobre todo de la apiterapia, vino dado por sus propios problemas de salud. "Yo era muy deportista, hacía bicicleta, pero hubo una época en la que empecé a empeorar. Me diagnosticaron nitrocleitis y epycondylitis en el codo y una hernia discal en la espalda", cuenta el apicultor. "Me hicieron infiltraciones y bloqueos en Ubarmin. Al principio me funcionaron, pero con el tiempo me volvía a doler. Cuando me dijeron que la opción que me quedaba era operarme, decidí acudir a un amigo apicultor. Ahí me empecé a informar sobre el tratamiento con abejas", explica.

Así fue como Montoya descubrió una nueva técnica para curar ciertas dolencias que por ahora no es muy conocida en el Estado. "Empecé yendo una vez a la semana durante cuatro semanas seguidas a Arteaga (Guipúzcoa), donde vivía mi amigo Iñaki López Mosquera, biólogo, apiterapeuta y apicultor. Allí él me hizo unos análisis de sangre y, tras comprobar que todo era correcto, procedió al tratamiento. Iñaki, quien ahora trabaja en la tienda, lo que hace es masajear la zona y buscar los puntos claves. Después extrae los aguijones de las abejas con unas pinzas, y luego, con ellos, inocula el veneno en zonas concretas", explica el apicultor. "Me funcionó bien, el dolor se me pasó, pero luego, al dejarlo un tiempo, me volvió a aparecer. Ahí fue cuando Iñaki me animó a probar lo que se conoce como tratamiento de intoxicación", señala.

Este tratamiento consiste en que el paciente es pinchado por entre 8 y 10 abejas completas. Es decir, son ellas mismas las que inoculan el veneno al paciente. "Esa noche llegué a casa con 70 picotazos en la espalda. Lo hice una vez a la semana durante cuatro semanas y funcionó. Desde entonces no he vuelto a sentir dolor. De vez en cuando Iñaki me hace alguna sesión de mantenimiento, pero ya no me ha vuelto a molestar", asegura. Así, según cuenta Montoya, lo que hace el veneno de las abejas es provocar que el cuerpo reaccione y las glándulas suprarrenales segreguen más cortisol (cortisona natural), lo que ayuda a combatir las inflamaciones. "Es como el efecto de la pomada cuando nos la ponemos en la piel, sólo que en este caso es en el interior del cuerpo y de forma natural", apunta.

Sobre si es un tratamiento peligroso, Montoya afirma que para nada. "De forma controlada ayudan a paliar muchos dolores, está absolutamente comprobado. De hecho, en otros países como Francia, Alemania, Países Bajos, Chile, Argentina o Cuba, este tratamiento está mucho más desarrollado. Están tan comprobados sus beneficios, que en algunos hospitales tienen ya una zona específica de apiterapia a la que derivan directamente a los pacientes. Aquí, sin embargo, todavía hay mucho desconocimiento", sostiene Montoya.

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Miel para depilar

Otro de los servicios que ofrece el centro es la depilación con el método halawa. Dicha técnica consiste en la utilización de una pasta biotratante especial hecha de miel, frutas, destilados, esenciales, y flores de Bach, que sirve para drenar, relajar y exfoliar la piel, y para hacer que el vello desaparezca. Esta pasta, además, es flexible y se amolda a los pliegues de la piel, se aplica a la temperatura del cuerpo y es incluso dulce y comestible, dados los ingredientes de los que está hecho. Está indicada para cualquier edad y se aplica simplemente con agua.

La encargada de llevar a cabo el tratamiento depilatorio es Isabel López Mosquera, esteticien con 24 años de experiencia. Ella realiza, además, masajes relajantes con miel, exfoliaciones, oxigenaciones y drenajes de espalda, abdomen, brazos, piernas, y pies; y regeneración de cicatrices acnéicas.