alegría, color, txistus, zanpantzarres, dantzas, peñas, kalejira, charangas... Las calles del Casco Viejo recordaron ayer a sus fiestas conocidas mundialmente, pero, ésta vez, con la presencia mayoritaria de los de casa.
A la mañana, la Comparsa de Gigantes del Casco Viejo puso la nota de música y color al barrio. Los más txikis seguían a las figuras acompañados de sus padres. Al mismo tiempo, no era difícil ver al grupo de zanpantzarres de Alde Zaharra y la Txantrea hacer sonar con fuerza sus cencerros, a un ritmo acompasado, delante y detrás. Tampoco pasaba desapercibido el grupo Iruña Kantuz, que bajo la dirección de Mikel Ordoki, cantó canciones en euskera, del folklore popular, por las calles del barrio. Muchas veces se entrecruzaban bandas de música, algunos vestidos de casero como el grupo Txirdil, y diferentes charangas que aumentaban la sensación de fiesta. Los dantzaris del Muthiko Alaiak bailaron dantzas como la jota de Sangüesa, lapurdi o el zortziko.
corredores de fondo En la peña El Bullicio se congregaron varios corredores de fondo, pasado el mediodía, para correr el XXXI Cross de los Carrozas. Cinco veteranos, amigos y deportistas. Joaquín Catalán, de 89 años, Juan Erce, de 86 años, Eusebio Ilundáin, de 82 años, José María Mercero, de 72 años y Maite Chocarro, de 70 años. Uno de sus fundadores, Juan Erce, más conocido como Pijuti, explicó su origen: "Esta carrera la llevo corriendo desde hace 31 años, y he ganado 18 veces. Empezamos a correrla 14, y de esos solo quedo yo. La creamos para hacer algo por el barrio". Otro de los participantes, José María Mercero, campeón de España de mayores de 71 años, recordó sus años jóvenes. "Desde pequeño he corrido con el ganado, en el monte y a los 18 años empecé a apuntarme a carreras. Ahora corro una hora cada dos días en Unanua". Cuando el reloj marcaba las 13.00 horas, todos salieron desde la peña El Bullicio hasta la fuente de Navarrería, donde finalizaba el recorrido. José María Mercero ganó la carrera y batió un récord (lo completó en 16 segundos, dos menos que el año pasado); unos metros después le seguían Eusebio Ilundáin y Maite Chocarro. Joaquín Catalán, cuarto en posición, mostró una gran forma física a sus 89 años y, Pijuti, último en atravesar la línea de meta, fue aplaudido durante todo el trayecto. Al ganador, José María Mercero, se le obsequió con una txapela, un pañuelo y un trofeo, y al resto con una copa pequeña y otro pañuelo. En la entrega de premios, fueron homenajeados Claudio Ross, de 94 años, por participar en numerosas ocasiones en el cross (el 2003 fue el último año que corrió) y Jesús Diez de Ure, de 83 años, miembro de la Asociación de Vecinos del barrio. Por último, Txutxin Almingol, organizador del acto, afirmó que "el objetivo es que los mayores sean partícipes de la fiesta, no tiene ningún espíritu competitivo", concluyó. A la hora de comer el público pudo elegir entre una calderetada en la plaza Santa Ana o una comida popular en Calderería.
penúltima vez Por la tarde, la Comparsa de Gigantes y Cabezudos de Pamplona deleitó tanto a niños como a mayores con su penúltima salida del año, desde la estación de autobuses hasta el consistorio, en un recorrido de más de tres horas y que estuvo acompañado de temperaturas suaves, sol y sobre todo, felicidad.
Multitud de personas aguardaban en la estación y en las calles aledañas a que la comparsa subiese la cuesta para poder iniciar el recorrido. Con un poco de retraso, los kilikis encabezaron el desfile que comenzó lleno de aplausos y silbidos de alabanza, ya que los vecinos tenían muchas ganas de verles después de más de dos meses. El trayecto fue el siguiente: salida de la estación de autobuses, calle Yanguas y Miranda, García Ximénez, Rocesvalles, Carlos III, Duque de Ahumada, Estafeta, Mercaderes, Curia, plaza de San José, Caballo Blanco, paseo del Redín, Barquilleros, Dos de Mayo, Carmen, Aldapa, cuesta del Palacio, Zacatín, Mañueta y Mercaderes, terminando el recorrido en la plaza del Ayuntamiento.
Los pamploneses estuvieron muy emocionados durante el acto, ya que para muchos de ellos es una tradicción que intentan transmitir a sus hijos. Es el caso de Maru López, vecina de Larrasoaña acompañada de su hijo Fernando de 8 años y su sobrino Ricardo de 10, que es una apasionada de la Comparsa y cree que "es el mejor evento de las fiestas puesto que le da muchísima vida y alegría a las calles además de que mueve tanto a los más pequeños como a los más mayores". Sus preferidos son Miguelerico y Caravinagre y le gustan tanto que no le importaría que saliesen "más días mientras no se estropeen y no se mojen".
Para Óscar Galera, acompañado de su esposa y sus hijos de 2 y 5 años y vecinos de Sarriguren, "deberían salir más, cada dos meses más o menos". Estos padres también intentan transmitir a sus hijos el amor por la comparsa.
Una vez más, los gigantes llenaron la ciudad y los corazones de ilusión.