PAMPLONA. Por su apellido se diría que es extranjero, ¿cuáles son sus orígenes? En realidad no sabemos muy bien los orígenes, porque mi padre no llegó a conocer a su padre, que era el del apellido. Sabemos que era austríaco, que vino aquí a trabajar a alguna fábrica hacia los años 30 y poco más. Mi padre se quedó huérfano de padre y madre al nacer y, por tanto, no tenemos más información.
Su padre fue político, ahora usted también lo es, ¿está en la genética? Mi padre no era político, era pamplonés. En aquella época del postfranquismo más reciente había personas que intentaban traer la democracia a las instituciones por los medios que éstas permitían. Mi padre jamás tuvo una idea política concreta, era un apasionado de Pamplona, que llegó a ser concejal del Ayuntamiento y alcalde accidental. Yo lo definiría como un pamplonés de la cabeza a los pies, no como político ni nada.
Usted es abogado, ¿qué lo motivó a introducirse en política? Cuando mi padre era concejal de Pamplona, en 1977 quedaron sólo cuatro ediles en el Consistorio. Esto suponía no ver a mi padre hasta tal punto que a veces había que ir al Ayuntamiento para estar con él. Y en la sala del alcalde, que sigue prácticamente como estaba, recuerdo haber jugado mucho de pequeño en la alfombra. Además, oía hablar a mi padre con tanto cariño y convicción de lo que era Pamplona, que se despertó en mí un cariño muy especial. También hubo un concurso en televisión hace un montón de años sobre historia de Pamplona en el que participé con los Maristas, y donde además de ganar, aprendí muchísimo de la historia de la ciudad. A partir de ahí, conocí a Maribel Beriáin, concejala, con la que vi lo que suponía ser edil 10 ó 12 años después de que lo fuera mi padre. Yo siempre he tenido las ideas muy claras a nivel político. Por ello entré en un partido, y con 29 años Rafael Gurrea me propuso la dirección general de Administración Local. Tras ello, vi que no se podía vivir de la política y decidí volver a mi despacho, aunque gran parte del mérito lo tienen Miguel y Marina, mis compañeros del despacho. Porque yo actualmente vivo de mi trabajo de abogado, no tengo un sueldo en el Ayuntamiento, únicamente cobro por dietas de asistencia.
Ser director general del Gobierno de Navarra con 29 años es una gran responsabilidad, ¿cómo la asumió? Ser joven a veces tiene muchos inconvenientes pero también alguna ventaja, igual te arriesgas lo que ahora no te arriesgarías. Lo afronté con mucha ilusión, muchas ganas, viendo cuales eran los problemas e intentando solucionarlos, y no pensando en cuales eran las consecuencias personales.
¿Cambió su percepción de la política una vez se metió de lleno personalmente en ella? Cambió totalmente, es otro mundo, no tiene nada que ver. Lo de mi padre no era política era pamplonesismo en vena. Ahora ya el sistema es democrático, viene regulado por distintas leyes. Pero todo eso me sirve para valorar la dedicación de los ediles actuales, porque son tiempos más convulsos y hay muchas más cosas que hacer, y al mismo tiempo me permite admirar, también, a aquellos concejales de antes que metían 10 ó 12 horas al día sin cobrar un duro y por amor a su ciudad.
A nivel político, ¿quien es su principal referente? A mí me marcó mucho Rafael Gurrea, estuve 4 años con él y tenía una capacidad de trabajo desbordante. Hoy en día no podría decir que tenga un referente, porque al margen de Yolanda Barcina y Miguel Sanz, no conozco cómo han trabajado otros de forma directa.
Y su familia, ¿cómo ha tomado su trabajo como político? Mi familia ha tenido que sufrir mucho con esto. Por un lado, llevo muchos años con el tema de los escoltas. Y por otro, en parte, mi tiempo en el trabajo se saca de quitar tiempo a mi familia. Pero yo estoy intentando inculcar en mis hijas lo que mi padre me inculcó a mí, el cariño y el amor por pa. De todos modos también están contentos, porque entienden que estoy haciendo algo que es mi pasión.
De su trabajo en el Consistorio, ¿qué es lo que más le agrada y qué lo que menos? Del Ayuntamiento me agrada absolutamente todo. En el área personal tengo que hablar con la gente e intentar llegar a acuerdos, eso no siempre se consigue pero intentarlo siempre es bonito. Además, en los plenos municipales estoy aprendiendo mucho de las personas, de cómo enfocar los temas, del protocolo de Pamplona. Estoy viendo por dentro cosas que había leído en los libros. Lo que tal vez sí que me preocupa un poquito es el agobio de agenda, que se añade, además, a mi trabajo.
¿O sea que le gustan los plenos? Es muy interesante ver cómo preparan los plenos los portavoces, cómo se debaten las ideas y poder entender lo que es bueno y lo que no para la ciudad en un momento concreto.
Cada vez más, la visión que tiene la gente de la política está más degradada, como abogado que es, ¿cómo la defendería? La imagen que tiene la gente es la que es, pero si vieran las horas que meten los concejales y la ilusión con la que trabajan, tal vez cambiarían de concepto.
Por otra parte, se le considera experto en materia antiterrorista, concretamente en el tema ETA, ¿qué lo llevó a investigar sobre ello? La gente de mi edad ha vivido y ha crecido con ETA, y en un momento determinado, por desgracia, te has encontrado de frente con ella. Cuando yo tenía 15 años mataron a un amigo de mi cuadrilla que tenía 14. A partir de ahí fue cuando el asunto tomó cuerpo, y decidí que había que hacer lo posible para que eso no fuera un problema eterno. Y lo primero que hice fue conocer cómo piensan ellos, cosa que es muy interesante, y desde ahí hacer un análisis muy serio. Entendí que si tu quieres que esto acabe algo tienes que hacer. Ahora eso todos lo tenemos claro, pero en los años 90 eso no era así.
En otro orden de cosas, también fue miembro del Consejo Asesor de RTVE de Navarra entre 1996 y 1999, ¿qué le parece que se propusiera el control previo de los informativos? Siempre estaré a favor de la libertad de expresión, no se le puede quitar ese derecho al ciudadano. No entiendo cómo se puede proponer eso, la información es eso, información.
Por último, respecto a su faceta de escritor, hace poco publicó el libro Historias del Contrabando en Baztan, ¿por qué este tema y por qué escribirlo ahora? Ahora mismo soy completamente feliz en mi vida. Estoy casado con la mujer a la que quiero y que me quiere, tengo tres hijos de los que estoy muy orgulloso, el árbol lo planté hace años y ahora sólo me quedaba el libro. Desde hace tiempo he descubierto en la gente del Baztan, en amigos, unos valores vividos de una forma tan natural y tan día a día que realmente me han removido la conciencia. A raíz de eso conocí gente que vivió el mundo del contrabando en primera persona, que tenía historias preciosas y que eran gente maravillosa. Y me di cuenta que era algo que no estaba escrito, así que me puse a ello. Lo pasé fenomenal, he aprendido un montón e incluso puedo decir que me ha cambiado la vida, ahora aprecio más las cosas.