EN 1955 se produjeron dos acontecimientos que pasaron entonces prácticamente desapercibidos, pero que desde la perspectiva del siglo XXI podrían considerarse de repercusión interestelar. Uno es la compra del primer restaurante McDonald's por parte de Ray Kroc, que iniciaría la meteórica ascensión de la cadena, y el otro es la apertura del parque Disneyland en Anaheim (Estados Unidos), a manos del tío Walt.

En la Pamplona de la época no habían oído hablar aún de aquellas americanadas, y los derroteros del ocio y la gastronomía marchaban sin duda por derroteros bien distintos. El fotógrafo se ha situado en el llamado pasaje de Seminario para obtener una artística imagen de la plaza Consistorial. El pasadizo debe su nombre a Francisco Seminario, concejal de Pamplona a fines del siglo XIX, que en 1890 compró un solar situado entre las calles de Bolserías (actual San Saturnino) y Tecenderías (hoy Ansoleaga), resultado del derribo de varias casas. En él levantó dos edificios, con un pasaje que facilitara a sus conciudadanos el tránsito de una calle a otra, rechazando además que pusieran su nombre a la calle inmediata. Él mismo propuso que se dedicara a San Saturnino, patrón de Pamplona, y así se hizo.

HOY EN DÍA el pasaje con que Francisco Seminario obsequió a su ciudad sigue prácticamente igual que en 1955, y estamos inclinados a pensar que, si tuviéramos una foto de 1890, podríamos comprobar que tampoco ha cambiado mucho respecto al aspecto que tuvo en el momento de su apertura. En la foto antigua veíamos a un policía municipal con botas altas y gorra de plato, observando un carro junto al que camina un hombre de estatura inaudita. Dos mujericas, cogidas del bracete, se disponen a entrar en el pasaje. Si comparamos la escena con la imagen actual, comprobamos que no parecen haber pasado 58 años entre ambas fotos, y hasta tenemos nuestro propio munipa moderno en la imagen, aunque en este caso lleva traje reflectante y gorra de visera, y además el policía no es él sino ella.

Para terminar, diremos que las efemérides del año 1955 se podrían haber completado con la muerte de un gran hombre y un gran científico, Albert Einstein, fallecido el 18 de abril. Como la naturaleza es sabia, quiso compensarnos con el nacimiento, casi simultáneo, de un rollizo niño con barba, gafas y una curiosa manera de pronunciar las eses. Si queréis pistas, le pusieron de nombre Mariano, y llegaría a ser presidente de cierto país, muy cerquita de aquí...