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Una cervecería navarra en el popular chaflán de la Estafeta

Los dueños de la mandarra abrirán en otoño un nuevo negocio en pleno encierro Será un establecimiento de dos plantas y seis entradas y para ello han unido varios locales de Estafeta y Labrit

Una cervecería navarra en el popular chaflán de la EstafetaJAVIER BERGASA

pamplona. Es uno de los chaflanes más famosos de la ciudad, espectador de cientos de encierros a la largo de la historia. Ubicado entre Estafeta y Juan de Labrit, lo que fuera durante décadas la peluquería de caballeros José, y en el último año un local de Kukuxumusu, pasará a ocupar un negocio de hostelería con sabor tradicional. Detrás del proyecto están Jorge Goicoechea, de Berbinzana, Emilio Valerio, de Discastillo, y Alfonso Cía, de Azcona, propietarios de La Mandarra de la Ramos, en la calle San Nicolás.

Las obras comenzaron hace unas semanas, y de momento no se intuye lo que será el nuevo establecimiento, ya que todavía cuelga el cartel de Kukuxumusu, que se instaló en estas bajeras entre la primavera de 2012 y febrero de este año. Jorge Goicoechea explica que la idea "es montar una gran cervecería, donde, además de la carta de firmas internacionales, queremos vender una cerveza hecha en casa, en Dicastillo concretamente, y llamada Vasconia". Pero este local, del que sus promotores aún están perfilando el nombre, será también un restaurante de dos pisos "con carta de menú tradicional y productos, la inmensa mayoría, navarros, además de oferta de desayunos, pinchos y bocadillos".

UNIR VARIOS LOCALES Para acometer el proyecto, los promotores han alquilado varios locales anexos, con intención de unirlos: el antiguo salón de peluquería de caballeros que ocupaba el chaflán, la tienda de calzado que estaba a su lado en Estafeta, y, ya en la cuesta del Labrit, el viejo bar Brindis y la que fuera la Herboristería Lucía. Pero, además, han sumado el piso superior, con un mirador a la Estafeta, que fue en tiempos la consulta de un oculista y últimamente oficinas.

Con esta intervención, han conseguido proyectar un local de dos plantas. La baja, de 140 metros cuadrados, contará con una barra de bar en el medio, y la de arriba, de unos cien metros cuadrados, tendrá un comedor para entre 45-50 personas. "El bar queremos que sea muy diáfano, en roble y mármol reciclados, y con mesas altas. Toda la fachada será acristalada, y tendrá 6 entradas", explica Goicoechea, quien añade que "no será tan rústico como La Mandarra, pero sí de aspecto tradicional". Los horarios serán de bar-cafetería, hasta las 00.30 horas entre semana, y hasta las 2.30 h., los fines de semana.

Jorge Goicoechea comenta que están ilusionados con el proyecto, y en plena crisis tienen ganas para impulsar un nuevo negocio. Así, prevén una inversión para acometer la reforma de unos 300.000 euros, y "tenemos previsto contar con una plantilla de entre 17 y 20 personas". En su apuesta, estos hosteleros piden también la ayuda del Ayuntamiento de Pamplona de cara a que "plantee peatonalizar la parte de arriba de la calle Labrit, porque es un sitio muy peligroso, ya que los coches aparcados tienen que salir marcha atrás", opina.

OTRO NEGOCIO EN SAN NICOLÁS De forma paralela, estos tres socios están acometiendo otro importante proyecto, esta vez en la calle San Nicolás, 36, lo que hasta hace unos meses era un establecimiento chino. Ubicado junto al bar Baserri, se plantea allí un asador de dos plantas y 400 metros cuadrados, 200 por planta. "La intervención es mucho más importante, porque uno de los portales desaparece y se une al local, pero, si todo va bien, nos gustaría poder abrir en el invierno. ¿El nombre? Estamos pensando en Katuzaharra, pero aún hay que decidirlo", dice Goicoechea, quien añade que para funcionar en hostelería "creo que hay que sacrificar parte de tu beneficio para que el cliente se vaya satisfecho". Es su secreto.