pamplona - "Cuando la vea salir por la puerta de San Lorenzo no sé si me echaré a correr. A llorar será lo más fácil". Así se expresa el joyero Javier Pelegrín, quien desde hace varios meses está preparando la mitra que San Fermín estrenará y lucirá durante las próximas fiestas, y que sustituirá a la actual, que data de 1766. Nacido en la calle San Gregorio -"en todo el cogollo", precisa-, fue monaguillo en la iglesia de San Lorenzo y un amante de los Sanfermines, por lo que considera un " honor" la labor que le encargó el párroco Santos Villanueva. "Ha sido un proceso largo. Las primeras conversaciones fueron el 1 de enero, en el primer escalón, ya que suelo ir a las misas de la escalera", recuerda.

A los 14 años, Pelegrín empezó como aprendiz de joyero en un pequeño taller de la calle Estafeta. Se independizó más tarde a la calle Mayor, a Íñigo Arista y Carlos III, y finalmente a Bergamín, donde regenta su negocio desde hace un año y medio junto a su mujer y su hijo Xabier. 46 años de oficio en los que le ha dado tiempo a realizar importantes encargos, como una réplica de las mazas del Ayuntamiento de Pamplona de 35 centímetros para los concejales; las mazas de Corella y las de Sangüesa; el escudo de Navarra para los parlamentarios; o la barandilla de Pamplona para el Consistorio y para ornamentos.

Pero ninguno como el que ahora afronta. Tal y como él explica, la reliquia actual fue donada por Felipe Iriarte en el s. XVIII y desde entonces no se ha cambiado. Iriarte fue un indiano residente en México, natural de Alcoz, que envió la mitra como regalo tras ser labrada en talleres cantoneses, en China. "Ahora habrá dos mitras y ésta será la única que la ha hecho un orfebre navarro", apunta orgulloso. Al igual que la creada en 1766, Pelegrín está mezclando la plata y la plata dorada "porque estos colores son la base de San Fermín y tiene que ir a juego", pero con una diferencia principal: en la nueva predominará el color plata, mientras que en la de Felipe Iriarte es más visible la plata dorada.

la elaboración Mano a mano, padre e hijo están creando "de manera artesanal" todas las piezas que componen la mitra, y en lo que Javier califica como "un trabajo de orfebrería laborioso". Sin embargo, cree que ya ha superado la parte más difícil: "cortar la base y que encaje en la cabeza del santo". Por si acaso, ya se ha asegurado de que así sea. "Se la llevé y se la puse. Me dijo que hiciera la base más pequeña y la ajusté", bromea. No enmarca su futura obra en ningún estilo concreto, ya que su diseño es original, pero cree que "más moderno" que el actual.

El proceso, según relata, "empieza con una chapa de plata, que es como un lienzo para el pintor. Se recorta, se solda, y sobre ella se van colocando las piezas que hacemos". "Todas las hacemos con una sierrica", añade. En ellas, los Pelegrín esconden una especie de juego. Así, han incluido siete medallones, siete remaches o siete cruces en la orla de remate final encima de la mitra. "Queríamos jugar con el 7 del 7", comenta.

Aunque todavía faltan algunos detalles, como "una rama de palma o las ínfulas", Pelegrín espera terminar su mitra para mediados de junio. Si la historia se repite, quizá se mantenga durante más de 240 años, al igual que la obra que le precede. De lo que no hay duda, es de que siempre será el primer navarro en coronar al santo más querido de Pamplona.