pamplona - 913 edificios, la mayoría en el Casco Viejo de Pamplona, son centenarios, según los datos que maneja el Gobierno de Navarra. Un 46% del parque inmobiliario, menos de la mitad, ha realizado el Informe de Evaluación de Edificios, la ITV que deben pasar las viviendas más antiguas y que debe ser validado por el Ayuntamiento. El director de la sociedad Pamplona Centro Histórico Alberto Calvo destaca que en los últimos meses se ha agilizado el número de expedientes que, por otro lado, se siguen presentando pese a que ya es obligatorio. “Entre un 35 y un 40% de estos diagnósticos ya los teníamos porque son edificios que hemos visitado y sus propietarios saben del deber de conservación de estos edificios”, expone. “El porcentaje de edificios rehabilitados en el Casco Viejo es muy alto. Hay que tener en cuenta que cuando se peatonalizó los técnicos revisaron todos los edificios y nos adelantamos de algún modo al IEE. Se han tramitado muchas órdenes de ejecución a los propietarios para mantener los edificios, garantizar su estabilidad, y evitar situaciones de peligro por desprendimientos”.

El Ayuntamiento de Pamplona ofrece por otro lado una línea especial de ayudas para financiar obras de adecuación estructural y funcional del Casco Viejo y del Ensanche y para otras actuaciones urbanísticas como la eliminación de aledaños o sobreconstrucciones. Estas subvenciones se suman a las que mantiene el Gobierno para la envolvente térmica y accesibilidad, entre otras.

El Ayuntamiento de Pamplona también planteó una línea de ayudas para subvencionar estos informes que sin embargo no se ha puesto en marcha. El coste de un IEE oscila entre los 500 y 1.000 euros mínimo, según los casos, ya que depende del número de viviendas y del estado del edificio. Cuanto más deteriorado, más caro es el informe porque hay que analizar cada vivienda.

El arquitecto Michel Arauzo opina que desde la administración se deben poner en marcha medidas de intervención en aquellos casos en los que a través del IEE se “detecten peligros inminentes” . “Dependiendo de la gravedad del estado de un edificio el informe es vinculante pero no hay, como en la ITV, una policía que lo controle aunque se está informando a los propietarios de la necesidad de intervenir”. Arauzo es autor junto con Enrique Khale, Michel Arauzo y Santiago Virto, de un premiado proyecto de regeneración en Descalzos 47-53, una intervención en el centro de la ciudad abordada por Pamplona Centro Histórico, ejemplo claro de edificio con infraviviendas e inhabitable, por otro edificio con estándares funcionales y de calidad actualizados. Los edificios del Casco Viejo tienen un problema que es la poca iluminación (pocas ventanas, alguna que dan a los patios) y la anchura o crujía, de ahí que proyectos de “renovación” que van más allá de la rehabilitación (tirar y construir nuevas viviendas) han resultado interesante con resultado de “viviendas más habitables, modernas y de mayor calidad”.

Arzua también ha llevado a cabo la rehabilitación del edifico que ocupa el bar Bistrot en Navarrería 1. “Las ayudas llegan a cubrir hasta el 70% de la inversión. Es necesario fomentar desde las instituciones estos recursos, pero sobre todo lograr que sean más ágiles y lleguen antes”, reitera. “Los IEE deben hacerse con mucha profesionalidad y sería interesante que hubiera ayudas para que no ocurra como con los certificados energéticos, y sirvan de veras para conocer los puntos débiles de un edificio y lograr su mejora”, subraya. Los principales apoyos públicos en materia de rehabilitación tienen que ser en renovación de aislamientos y cubiertas. Hay sistemas “interesantes” para lograr ahorros en consumos con calderas de pellet, geotermia, aerotermia, y “sobre todo con “la mejora de aislamientos térmicos”. La clave: aislamiento y renovación de cubiertas .

reticencias Para el arquitecto Sergio Corcín, este tipo de informes se hacen muchas veces por obligación. Dichos informes “aconsejan” sobre mejoras en ahorro energético que supone, al menos, cambiar ventanas y calderas. “Las rehabilitaciones son costosas y debería haber mayor información sobre las ayudas para que la gente esté más concienciada. Hay mucha gente mayor que salvo que le obligues o que se caiga un balcón no tienen ni para poner un ascensor o hacer una reforma interior, “no le importa que su vivienda tenga un certificado A de eficiencia energética”. En el Casco Viejo hay otro problema añadido y es que muchas bajantes de aguas fecales están hechas de fibrocemento y se rajan, así como las cubiertas de madera con “tejas viejas”. “Sólo con plantear una chimenea temen que cualquier chispa vaya a arder la cubierta”. Coincide también en que las ayudas llegan tarde, alrededor de seis meses desde que se acepta el expediente de rehabilitación por lo que muchas empresa constructoras están financiando obras hasta que llega la subvención. Aboga también porque se fijen unas tasas desde el Ayuntamiento y se genere mayor confianza en el propietario. “Debería regularizarse para evitar que la gente empiece a pedir ofertas para ver quién lo hace más barato, y haya diferencias de 600 a 3.000 euros”, subraya.

El arquitecto José Ignacio Biurrun, que ha reformado el edificio incendiado en calle Carmen, echa en falta “medidas” que obligue a los propietarios a realizar las recomendaciones que plantean los informes”. “No hay multas pero debería haber un mayor compromiso de la Administración. Hay muchos edificios que no tienen informe porque ven que el de al lado tampoco y no pasa nada”.

Alfonso Alzugaray defiende a su vez intervenciones integrales porque son soluciones a “futuro” como la multipremiada en el número 15 de la calle Nueva por su desafío en el espacio y poder conciliar la estricta normativa de habitabilidad, ya que consigue 5 plantas de tan solo 20 metros cuadrados cada una. Un edificio entre medianeras levantado sobre la exigua anchura de 2,20 metros. “Se renovó completamente el edificio, se modificaron forjados y la estructura, no fue un derribo pero sin su derribo”, subraya.