pamplona - El nuevo Plan de Amabilización implantado el lunes en el centro de Pamplona ha conseguido el efecto propuesto y ha logrado reducir, en hasta un 91,6%, el número de vehículos de calles como José Alonso, que antes soportaba la circulación de 10.500 coches, mientras que este martes, según los controles de aforo realizados por el área de Seguridad Ciudadana, apenas la atravesaron 882, lo que supone casi 12 veces menos. Según fuentes del área, el Ayuntamiento dispone de tres aforadores, y, además de los de José Alonso, uno de ellos está realizando mediciones en la avenida de Guipúzcoa, para constatara si los vehículos están tomando rutas alternativas.

El día de ayer era la prueba de fuego del plan del Ensanche, al coincidir con la vuelta al colegio generalizada en la capital. Sin embargo, este periódico pudo constatar que el tráfico en las calles aledañas (Baja Navarra, plaza Príncipe de Viana y avda del Ejército) va fluido y que se han subsanado determinados fallos respecto al lunes. Por ejemplo, el nuevo semáforo de Baja Navarra, instalado a la altura del cruce con Paulino Caballero, se ha sincronizado con los del resto de la avenida, de tal manera que ya no se notaron atascos.

Ayer, a las 10 de la mañana, no se notaba ninguna incidencia reseñable en la circulación de este tramo, así como en Yanguas y Miranda (a la altura de la entrada al parking de Baluarte, un operario sigue controlando que solo acceda la carga y descarga) ni tampoco en Navas de Tolosa o el paseo de Sarasate. Fuentes de Policía Municipal señalaron ayer a este periódico que en determinados puntos, como ayer a la altura del cruce de Sarasate con García Castañón, ya no hay agentes municipales, de tal manera que los ciudadanos, poco a poco, vayan haciéndose responsables de cumplir las modificaciones.

Aún se nota que se están puliendo detalles, y ayer, por ejemplo, aún había operarios pintando a la altura de tramo de San Ignacio con Estella. En las calles Alhóndiga y Vínculo, donde se ha colocado señal de travesía (a pesar de que en su día se anunció que solo sería para residentes), no había vehículos transitando a esas horas. Otro detalle, en la salida de Yanguas y Miranda hacia la plaza de la Paz, se puede constatar cómo muchos vehículos hacen por colarse en el tramo de carril bus y así aprovecharse del semáforo de prioridad semafórica puesto a villavesas.

SANDOVAL, SIGUEN LAS DUDAS Quizá el punto que sigue siendo más difícil de entender por los conductores es el cruce de la calle Padre Moret con Sandoval. Como se sabe, los vehículos pueden acceder desde Pío XII a Padre Moret, pero a esta altura deben salir por la calle Sandoval hacia la avenida del Ejército y solo pueden continuar recto bus y bicis. Ayer, sin embargo, el agente municipal tuvo mucho jaleo para explicar a cada vehículo las nuevas direcciones. “¿Y por dónde voy ahora a la Estación de Autobuses?”, decía un joven. Un repartidor se interesaba por cómo llegar a San Ignacio, mientras que otra vecina preguntaba el itinerario para acceder al parking de El Corte Inglés: “Les mandamos que salgan a la avenida del Ejército hasta la plaza Juan XXIII y desde allí vuelvan a la plaza de la Paz y cojan las nuevas direcciones”. Y mientras el agente hablaba, había alguno que, haciendo caso omiso de la señal de prohibido, intentaba colarse hacia Yanguas y Miranda: “Los agentes vamos a estar otra semana para controlar el acceso y despejar dudas, pero después ya no habrá policía en este punto, y si incumplen la señalización (como pasa en cualquier sitio) se arriesgan a ser multados, claro”, explicaba.

ZONA VERDE Y CARRIL BICI Y otro vecino se interesó por dónde puede aparcar el coche, ahora que Sandoval es zona verde. Como alternativa, el agente le señaló la zona naranja junto a las piscinas de Larraina, o el cercano parking de Rincón de la Aduana, donde ayer, a la 1 y también a las 4 de la tarde, había plazas libres.

En lo que respecta a las bicis, los usuarios califican los cambios de “avance” en materia de movilidad ciclista, pero ponen en evidencia la necesidad de una mejor “señalización vertical”; recalcan que “no hay transición” entre carril-bici y aquello que no lo es, por lo que “cuando el carril acaba, el ciclista no tiene la menor indicación de por dónde seguir”, disputándose el espacio con peatones y coches. Muchos fallos heredados de aquel carril-bici que se hizo en la etapa regionalista, y que las subía a las aceras.