Iruñea merecía conocer un episodio de la historia de la que fue protagonista: la conquista de 1512-1521. Y quizá por ello fue agradecida en presencia de público en el escenario de Baluarte. Joanikot, el espectáculo preparado con mimo en cada uno de sus detalles por los vecinos de los pueblos aquitanos de Altzai y Lakarri (Zuberoa), emocionó. Pastoral, teatro popular a base de danzas, cantos y versos en euskera suletino, y la implicación de todo un pueblo en el rescate de su historia y tradiciones. La lluvia impidió el desfile o pasacalles previo al espectáculo (partía a las 10.00 del portal de Francia para discurrir por diferentes calles del Casco Viejo) que pretendía llevar a la calle esta vieja demostración de la cultura popular incluida en el programa organizado por el Ayuntamiento de Pamplona para conmemorar el Privilegio de la Unión. De hecho, su origen está en los misterios que se representaban en la Edad Media.

La obra representada por los pueblos de Altzai y Lakarri a finales de julio y principios de agosto en dichas localidades, y de forma inédita ayer en Iruña, narra la historia del capitán Joanikot de Arberoa y de su esposa, Maia de Hozta. En total, participan 85 actores, entre ellos 15 niños, para cubrir los 18 actos en los que se divide la obra. Los preparativos comenzaron en febrero pasado bajo la supervisión de la escritora zuberotarra Joana Etxart, el editor Jean Pierra Rekalt y el director Jean Louis Aranburu.

El capitán Joanikot (interpretado por Eric Alzazebe) participó en la conquista de Navarra en el año 1512 junto al Duque de Alba, a favor de los reinos de Castilla y Aragón. Sin embargo, tras observar los estragos provocados por los vencedores entre la población navarra, Joanikot (Tiebas) se puso del lado de Enrique de Albret, participando en las tentativas de reconquista. Se sabe que en 1521 era el jefe de la guarnición que custodiaba el fuerte de Saint Jean de Pie de Port. El argumento de la obra continúa narrando cuando las tropas castellanas contraatacaron vigorosamente, en el verano de 1521, vencieron en la batalla de Noáin, y seguidamente, sitiaron a Joanikot y sus soldados en Garazi durante 21 días. Todo ello pocas semanas antes del sitio del castillo de Amaiur. Finalmente, Joanikot fue hecho preso y trasladado a Pamplona. Allí fue acusado de traidor, asesinado y descuartizado, siendo mostrados sus restos en las entradas de la ciudad. Ante esto, su esposa Maia de Hozta se vio obligada a abandonar su hogar en Tiebas, escapando a Baiona.

La pastoral de Zuberoa es el género más elaborado dentro del teatro popular vasco escenificado al aire libre. En Zuberoa no es sólo una manifestación artística sino que reúne a 4.000 personas cada día convirtiéndose en todo un acontecimiento social y en evento festivo, aseguraba ayer Aritz Ibañez, de Duguna que, como dantzari, admitía a su vez que el proyecto cuenta con una “buena cantera y grandes maestros”. Además, “es importante que esté en Pamplona porque los zuberotarras nos van a recordar parte de nuestra historia”. La escritora Joana Etxart admitía que en los libros de historia hay pocas referencias a Joanikot. Lo sitúan en 1521 “defendiendo el fuerte de Donibane-Garazi cuando entraron las tropas castellanas”. Es un ser trágico: “Es un personaje de cierta edad, que se ha pasado toda la vida luchando en un bando y en el otro, una vida totalmente condicionada por la guerra. Fue juzgado como traidor y su mujer perdió a su marido, perdió su casa y su pueblo”.

Quedan pocos lugares de la Baja Navarra donde la tradición del canto como fuente de disfrute y de encuentro social siga funcionando, y es lo que da la “frescura y espontaneidad” a este espectáculo. “En la vieja sociedad vasca era tan importante como dormir, comer o compartir cama”, aseguraba entre el público Imanol Gimenez. Quizá porque ese punto mágico y bucólico se ha logrado en sociedades campesinas que han resistido a otro modelo de desarrollo.