El Ayuntamiento de Pamplona ha conmemorado este domingo la colocación de la primera piedra del Segundo Ensanche con un acto que ha tenido lugar en la calle Juan de Labrit con participación del alcalde Enrique Maya y miembros de la Corporación municipal.También han asistido el gerente de la Asociación de comerciantes del Casco Antiguo, Carlos Albillo; la presidenta de la Asociación de Comerciantes del I y II Ensanche, Olga Sarasa; y Joaquín Esparza, nieto del arquitecto Serapio Esparza.

El lugar en el que se ha celebrado esta conmemoración ha sido el mismo en el que el 29 de noviembre de 1920 se celebró un acto solemne para la colocación de la primera piedra del Segundo Ensanche, después de la procesión y la misa en honor al patrón de la ciudad, San Saturnino.

La comitiva estuvo compuesta, aquel día, por la Corporación municipal junto a clarines, timbaleros y la Comparsa de Gigantes y Cabezudos. En la ceremonia también participaron el obispo, José López Mendoza, y el cabildo de la parroquia de San Agustín.

Tras las palabras protocolarías, se procedió a bendecir la piedra y se introdujo un pergamino con el acta de la ceremonia, los periódicos del día, el plano del Ensanche con la firma del arquitecto Serapio Esparza y un puñado de monedas de curso legal.

La conmemoración se ha centrado únicamente en el acto de este domingo, ya que la actual situación de crisis sanitaria no permite la organización de otro tipo de actividades divulgativas de un hecho que marcó la transformación de Pamplona, que pasó de ser una ciudad pequeña y limitada por sus murallas a otra más grande y más moderna.

En este sentido, el alcalde ha asegurado que esta zona de Pamplona, en 1920, "tenía muy poco que ver" con la situación actual, ya que hace cien años "se estaba conformando el corazón de Pamplona".

Maya ha declarado que el derribo de parte de las murallas fue "una decisión difícil que llevó aparejada la obra maestra que es el Ensanche de la ciudad".

El diseño del Segundo Ensanche fue obra de Serapio Esparza (Pamplona, 1880), arquitecto municipal que había sustituido a Julián Arteaga. Lo dibujó siguiendo el modelo del Ensanche de Barcelona sobre un espacio de 890.000 metros cuadrados repartidos en 96 manzanas.

Quedó configurado como un tablero de ajedrez, atravesado por una vía diagonal, la avenida de la Baja Navarra, para agilizar las comunicaciones.

Previamente, a partir de 1888, había comenzado la expansión urbana, con la construcción del Primer Ensanche, una expansión que pudo continuar a partir de 1915 cuando se iniciaron los trabajos para derruir parte del perímetro amurallado de Pamplona y permitir la construcción del Segundo Ensanche. Desaparecieron los frentes del Sur, el del Labrit y el de San Nicolás.

Para unir el nuevo desarrollo a la ciudad antigua fue necesario abrir la plaza del Castillo desplazando el Teatro Gayarre, entonces llamado Principal, para que de ahí partiera la avenida de Carlos III, arteria principal del proyecto. Posteriormente, fueron tomando forma las nuevas calles y edificándose las manzanas de casas.

Se cambió de ubicación la Plaza de Toros y años más tarde se derribó el Teatro Gayarre para trasladarlo a Carlos III. No fue hasta 1960, cuarenta años después, cuando quedó completado el Segundo Ensanche.