"Por primera vez no tengo que compartir casa". S.S.F. llegó con 17 años a Madrid desde su país con su madre, y ahora comienza a ser feliz. Después de años muy duros cuando llegó de su país, sonríe cuando se le habla del futuro: "Quiero ir a la Universidad, me encanta el Derecho". Es un ejemplo de familia monomarental, una de las figuras especialmente protegidas a la hora de acceder a una VPO. Hoy tiene 26 años. "Llegué a España y decidí irme con un chico. Con él tuve una niña, que hoy tiene 5 años". Entonces vivía en Madrid y la cosa no fue bien: "Tuve que irme de allí, porque lo pasé muy mal". Por eso se vino a Pamplona, primero a casa de un familiar, y después se buscó la vida sola. "Entonces intervinieron los servicios sociales y tengo que decir que me facilitaron mucho las cosas, les estoy muy agradecida".

S.S.F. ha pasado por muchas habitaciones, con derecho a cocina y baño ("después del alquiler, solo me quedaban 100 euros para vivir", indica), y cuando estaba en Berrioplano, en el piso de su madre, recuerda que llegó su momento: "Me llaman de Nasuvinsa. No llevaba más que un año apuntada". Se emociona al recordarlo.

Su situación de madre soltera le dio prioridad a la hora de ser adjudicataria. "Una vivienda no se encuentra todos los días y no dependo de nadie. Esto no lo puedo ni explicar". Ahora, paga una cantidad asequible por el alquiler, lo que le permite ser "más libre económicamente" de lo que percibe como limpiadora. Libertad, y sobre todo, independencia. También para S., su pequeña de 5 años, que dispone de una habitación propia en la que jugar. "¿Mi sueño? Cumplí el primero, tener una casa con mi hija, y ahora quiero sacar una carrera; me gusta el Derecho". Tiene todo a su favor para conseguirlo.