el antiguo Hospital de la Misericordia, en la calle Santo Domingo, estaba experimentando profundas reformas, que tenían por objeto transformar el viejo y caduco edificio en una nueva sede para el Museo de Navarra, que entonces se encontraba en proceso de creación.

Para obtener la imagen el doctor Arazuri, autor de la fotografía, se situó sobre la barandilla que separa esta zona de la calle de Santo Domingo. Vemos que la fachada del futuro museo estaba aún tapada por un aparatoso andamio de madera, y delante hay varios carros, seguramente asociados a las propias obras. En el extremo opuesto de la imagen, a la derecha, se ve asomar el paredón del viejo Hospital Militar, y hacia el fondo de la calle vemos las huertas de Santo Domingo, ya en el borde mismo de la muralla. Más allá se adivina el vacío más absoluto, ocupado tan solo por huertas y piezas de cultivo, y con la figura descollante del monte Ezkaba cerrando detrás.

a pesar de las décadas transcurridas, son muchos los puntos de coincidencia entre ambas imágenes. Vemos, muy ligeramente transformada, la barandilla con machones pétreos donde el gran Arazuri se apoyó en 1953 para obtener su imagen. Y vemos también, libre de obstáculos, la portada de la capilla del Museo, procedente de la ermita de la Soledad de Puente la Reina/Gares, desde donde fue traída, piedra a piedra, para el nuevo museo. Falta en cambio el paredón del Hospital Militar, que tras su cierre en 1976 fue objeto de una profunda remodelación, para convertirse en sede del Departamento de Educación y Cultura del Gobierno de Navarra.

Hacia el fondo de la cuesta de Santo Domingo podemos ver aún la rampa de subida hacia el paseo de ronda, y más allá el borde de la muralla, rematada por una corona de verde arbolado. Ello no impide adivinar los barrios en expansión de detrás, bajo el perfil inalterable del monte Ezkaba.