Antes de este proyecto yo estaba vencido ya. Las ilusiones se me estaban yendo. Y esto ha sido... todavía no me lo creo. Estoy alucinando”. Hace tiempo que los pies de Ekhi Huarte no tocan el suelo. Como el albatros que nombra en su libro y Baudelaire comparaba con un poeta. Torpe en tierra, donde sus alas de gigante le impiden caminar, y un rey de los cielos. Cuando Ekhi escribe, vuela. “Te sientes una persona libre. Algo dentro de ti te empuja a escribir. No sé muy bien qué es, pero siempre recurres a eso”, dice este vecino de Pamplona de 40 años. 

Las bibliotecas de Navarra cuentan desde junio con 100 ejemplares de su Vuelo de Albatros. Todos diferentes. Todos únicos. Un proyecto colectivo recogido en un documental que se presenta este lunes 14 de noviembre (19.00 horas) en la Filmoteca de Navarra, con coloquio posterior. “Una experiencia artística y colectiva en salud mental comunitaria”, resume el cartel del evento. 

¿Cómo se lucha contra algo que se desconoce?, ¿cómo romper unas cadenas que no existen?, ¿cómo vas a odiar tu propia derrota?

Ekhi Huarte - Vuelo de Albatros

Sin ningún interés especial por la literatura en su infancia y adolescencia, a los 17 años Ekhi sufrió su primer brote psicótico. Su relación con la literatura cambió. “Me topé con eso sin buscarlo y llevo 20 años escribiendo”, reconoce. “Todo lo que me venía a la mente lo expresaba en un cuaderno, y veía que tomaba formas poéticas. Intentaba directamente, sin filtro, escribir lo que pensaba. Y darle forma al momento. Llené unos diez cuadernos, unos ejercicios que utilicé posteriormente para los textos que tengo”. Las formas “fluían, se arrimaban solas”, y se convirtieron en el Vuelo de Albatros, compuesto por dos poemarios.

Vuela, torpe pájaro maldito, bate tus grandes alas con fuerza hasta la muerte, hasta romperlas, y con un salto al vacío que la corriente de aire te lleve para siempre

Ekhi Huarte - Vuelo de Albatros

Romy Sordómez conoció a Ekhi en el Centro de Rehabilitación Psicosocial Félix Garrido de Sarriguren. “Me enseñó sus poemas, me parecieron buenísimos y que se tenían que conocer”. Allí nació este proyecto comunitario. “El libro no se vende, se hicieron artesanalmente 100 ejemplares, cada uno distinto porque la portada fue realizada por las personas usuarias del centro. En algunos también intervino artísticamente Ekhi. Y las personas usuarias estaban encantadas de participar, porque cuando los libros fuesen distribuidos en las bibliotecas, una parte de ellos estaría allí”, recuerda Romy.

Ejemplares de 'Vuelo de Albatros' de Ekhi Huarte, todos únicos y elaborados manualmente. cedida

“Queríamos elaborar un proyecto que tuviese como base la comunidad para la comunidad. Y sobre todo colectivo. Además veíamos que teníamos todas herramientas; al artista y escritor y a las personas que tenían ilusión por colaborar y hacer todo esto a mano. Todo se fue dando”, destaca.

Por ejemplo, se dio que en el camino apareció Mauricio Garolfi, educador del piso supervisado en el que reside Ekhi, para terminar de darle forma a un proyecto que “tiene algo de espíritu punk, de ‘hazlo tú mismo’. Estar en todos los momentos del proceso, desde la idea, paginación, corrección, cosido, encuadernado, etc... hace que el sentido de pertenencia al proyecto sea mucho más fuerte. De Ekhi pero también del resto de las personas que participamos. El libro como un objeto cultural es de propiedad colectiva desde el principio”. 

El proceso de creación del libro, en el centro Félix Garrido. cedida

El “entramado” que crearon, detalla Garolfi, posee “un valor político que tiene que ver con la forma de hacer las cosas. En todas las decisiones estamos nosotros y eso hace tan especial este libro”. Hace referencia igualmente a su valor “colectivo, el sentimental y afectivo. Otras personas que pasan por dificultades similares a las de Ekhi también se involucraron con el proyecto y se sintieron interpelados e identificados con lo que leían”. De forma paralela, organizaron talleres y charlas. “No solo se armaba el libro, también se hablaba sobre la locura y el arte. Todo el proceso fue muy rico”, asegura Garolfi.

Charla en la biblioteca de Sarriguren, previa a la presentación del libro, para invitar a los usuarios de los centros de rehabilitación psicosocial a participar en el proyecto. cedida

Del libro al documental

La última en sumarse a esta iniciativa colectiva fue Eva Poumé, a la que Romy pidió un cortometraje de 10 minutos como presentación del proyecto. “Cuando conocí a Ekhi lo primero que me pasó es que vi en él una mirada propia. Todo lo que estaba transitando, esa sensación de rechazo de una sociedad que no acepta la diversidad, sentía que también me estaba pasando a mí. Y fue algo que enseguida me involucró, con él como artista y con el grupo y el proyecto”, expresa Eva. Los problemas llegaron con la duración del encargo. “Fuimos viendo toda la obra de Ekhi, no solo literaria, sino de dibujo, pintura y acuarela. Me maravillé y pensé, ‘no sé como voy a hacer para que en 10 minutos se pueda apreciar todo’”, rememora.

Después de tres jornadas de grabación –la primera en casa de Ekhi, la segunda en Félix Garrido y la tercera en casa de Eva– y un proceso de montaje que es “la obra en sí misma”, los 10 minutos se transformaron en media hora. “Ver su obra me inspiró otra narrativa. No hubo un guión previo del documental, no se escribió absolutamente nada. Porque el documental me mostró que tiene otro tiempo. No es el tiempo audiovisual al que estamos acostumbrados en el ámbito mainstream, en el que todo es veloz y no hay tiempo de procesar las cosas”.

Eva reconoce que el documental se ha elaborado con pocos recursos y tecnología básica. “Pero lo importante es el corazón de lo que se está mostrando. Cuando está ese corazón, más allá de que no haya un buen micrófono o una cámara que filme en toda la calidad que quisiéramos, eso se transmite y llega”, asegura.

Acostumbrado a escribir y pintar, Ekhi se enfrentó a un proceso completamente nuevo: contarlo. “Me ponía delante de la cámara, Eva me hacía preguntas y yo respondía, pero no sé cómo lo hacía”. “Lo hacías de una manera muy profunda y muy presente”, le responde Eva. “Se dio un clima que generó esa confianza para hablar de temas como qué es ser loco y qué es la locura, desde una mirada muy vívida”, añade Poumé. La directora destaca que “el documental no solo habla de Ekhi, sino de una comunidad que le apoya. Porque Ekhi no está solo”. Y el autor de Vuelo de Albatros confirma que “sin ellos este proyecto no habría existido. Ni otra cosa. Yo habría dejado de escribir, así de claro”.

Romy, Ekhi, Eva y Mauricio. Oskar Montero