En 1890

Pamplona era aún aquella ciudad pequeña y recoleta, que conservaba su trazado enteramente medieval, y que permanecía encerrada entre sus murallas y bajo el control asfixiante de curas y militares. En aquel tiempo, la zona de la Taconera estaba presidida por la iglesia de San Lorenzo, que conservaba aún su antiguo torreón defensivo. Había sido construido en la Edad Media, en el punto en el que terminaba la calle Mayor, para proteger el denominado portal de San Lorenzo, que se encontraba junto a la torre, al final de la citada calle. Podemos ver que se trataba de un enorme bastión defensivo, cuajado de aspilleras, que dominaban y vigilaban la salida de Pamplona a los campos.

Hasta allí llegó en 1890 el fotógrafo francés Hubert Vaffier, con su antiquísima cámara montada sobre trípode, para obtener esta imagen de hoy, que se custodia nada menos que en la Bibliothèque Nationale de France. Una foto preciosa, sin duda.

Fachada de San Lorenzo, 1890

Hoy en día

Hoy en día la zona fotografiada en 1890 permanece perfectamente reconocible. Eso sí, el frondosísimo arbolado actual obliga al fotógrafo a maniobrar adelante y atrás, para acercarse lo más posible al plano elegido por Vaffier hace 132 años.

El viejo torreón medieval fue derribado en 1911, llevándose por delante la portada que Juan Miguel de Goyeneta le había abierto en los años del barroco. En su lugar, el arquitecto municipal, Florencio Ansoleaga, le construyó una fachada-torre de inspiración ecléctica, interpretada en lenguaje neorrománico. A su derecha, semioculto por el arbolado, vemos asomar los volúmenes exteriores de la capilla de San Fermín. Había sido construida en 1717, añadiéndola al muro lateral de la nave de la iglesia, que fue a su vez reedificada en 1805. Así, añadida la capilla barroca y reedificadas la torre y la nave, nada queda hoy de la vieja iglesia gótica de San Lorenzo. Una auténtica pena.