Amabilización y movilidad sostenible. Dos palabras que a UPN le daban urticaria cuando estaba en la oposición. Defensa a ultranza del coche, por las calles del Casco Viejo también. Pero Navarra Suma llegó a la Alcaldía y donde dije digo, digo Diego.

¿Pío XII? Maya ha dejado esa “chapuza” que le daba “vergüenza” igual que la diseñó Asiron. ¿La amabilización? Aprovechó el trabajo del cuatripartito y declaró el Casco Antiguo la primera Zona de Bajas Emisiones de Iruña.

Y mientras tanto, Fermín Alonso, el hombre green del Ayuntamiento, se pone a construir carriles bici a mansalva. Eso sí, al estilo UPN: bidireccionales –un modelo descatalogado por Europa–, con cruces peligrosos –siete en la avenida del Ejército y Bayona– y, para homenajear a Yolanda Barcina, los corredores del Labrit y de la avenida Navarra por la acera. 

El apocalipsis de Pío XII

Maya se retracta y mantiene la “chapuza” 

Pío XII era un remanso de paz y tranquilidad hasta que el cuatripartito convirtió la avenida en un infierno en el que comenzó a reinar el caos.

“Los coches no van a venir”; “Los comerciantes están asustados y los vecinos están hasta las narices”; “Las obras son una auténtica barbaridad y una chapuza”; “Pío XII es un bosque de pivotes, un parcheado cutre y sin sentido”; “Me da vergüenza en qué han convertido la avenida”.

Maya criticó en campaña hasta la saciedad el corredor sostenible de Pío XII, exigió su paralización, pidió a Asiron que escuchara a los vecinos y comerciantes y prometió revertir todos los cambios “impuestos”. Cuatro años después, la avenida sigue casi igual. 

Un grupo de comerciantes y vecinos también se opusieron frontalmente al corredor sostenible y fundaron SOS Salvemos Pío XII. “Hay muchísima indignación y preocupación”, “Algunos clientes preguntan si se podrá pasar en coche”, “Tantos bolardo asustarán a la gente”. Y se pusieron manos a la obra para torpedear el proyecto: recogieron firmas, registraron una queja ante el Defensor del Pueblo, presentaron un recurso de alzada ante los tribunales y pidieron la suspensión cautelar de las obras hasta que no se pronunciara el TAN.

Y como no les gustó el proceso participativo que impulsó el Consistorio, llegaron a compararse con el pueblo catalán, que por esa época quería decidir su futuro en referéndum. “El Ayuntamiento legitima las elecciones de Catalunya. Pero no se digna a darnos el derecho a decir sobre la avenida”, lamentaban desde Salvemos Pío XII. 

El corredor sostenible salió adelante y en las pasada campaña electoral Maya se erigió como el Mesías que devolvería a la avenida a su glorioso pasado. “Un espacio perdido, lleno de bolardos y con rayas en el suelo se convertirá en una zona que mejora la accesibilidad para los vecinos que viven allí o las personas que quieren hacer gestiones”, profetizó.

Para obrar el milagro, propuso recuperar 66 plazas de aparcamiento en Pío XII, otras 140 en el entorno de la avenida y crear tres nuevos ejes peatonales. También diseñaría un carril bici “en condiciones en uno de los dos lados” en lugar de “dos mal hechos y no muy seguros”, se comprometió. 

¿Y cuántos cambios se han realizado? Casi ninguno. Maya, nada más acceder a la Alcaldía, introdujo 50 plazas de aparcamiento que, para aprobar los presupuestos de 2020 con el PSN, se comprometió a eliminar. Palabra de Maya. A 30 de abril de 2023, las rayas siguen pintadas en el suelo.

Tampoco se ha diseñado ese carril bici “en condiciones” ni las 140 plazas de estacionamiento en el entorno de la avenida. Quizás la “chapuza” de Pío XII, que tanta “vergüenza” le producía, no era para entrar en cólera. ¿Y los vecinos? Cri, cri, cri. Silencio durante cuatro años. 

Maldita amabilización 

“10 millones de pérdidas en los primeros 100 días”

Monumental chapuza. Una isla sin acceso. Un plan dogmático. Irresponsabilidad terrible. 100.000 euros de pérdidas diarias y 10 millones de agujero en los primeros 100 días según un estudio que nunca se entregó a los medios de comunicación.

Maya también se alineó con las asociaciones de comerciantes para criticar la amabilización del Casco Viejo y del I Ensanche. “Quieren imponer sus planes sin importarles los efectos en miles de familias. Pongan cara a esos 10 millones de euros y al empleo que se está perdiendo”, clamaba Maya, al mismo tiempo que defendía que “a base de fruterías y comerciantes no se revitalizará el Casco Viejo”.

Cuatro años después, la amabilización se mantiene intacta y los vehículos –excepto residentes y carga y descarga– no pueden acceder a la parte vieja de la ciudad. Solo reabrieron fugazmente la calle Padre Moret. De abril de 2020 a febrero de 2021, cuando se volvió a restringir a vecinos y vehículos autorizados. Y sacaron pecho de la peatonalización del Bosquecillo, un proyecto diseñado por el cuatripartito.

Es más, gracias a la amabilización, Navarra Suma ha podido declarar el Casco Antiguo primera Zona de Bajas Emisiones de Iruña, una exigencia de la nueva ley de Cambio Climático para las ciudades de más de 50.000 habitantes.

Carriles bici, a mansalva

Los de Labrit y avenida de Navarra, por las aceras

En esta legislatura, el Ayuntamiento se ha puesto la chaqueta de la movilidad sostenible y, gracias a los fondos europeos, Fermín Alonso, no ha parado de inaugurar carriles bicis proyectados por el cuatripartito o ideados por Navarra Suma: avenida Bayona, avenida del Ejército, Yanguas y Miranda, avenida de Barañáin, Doctor Juaristi, María Auxiliadora, la circunvalación de la UPNA, la calle Julián Gayarre, la conexión de la calle Miluze con Landaben, el corredor de Labrit...

Pero cantidad no es sinónimo de calidad. Los expertos en movilidad sostenible han criticado la bidireccionalidad de los carriles bici porque es “un modelo descatalogado por Europa desde hace 20 años” que provoca problemas de seguridad. El más grave, la incorporación o salida de los coches de la vía principal, que deben cruzar el carril bici por el que circulan ciclistas en ambas direcciones. El riesgo de atropello es considerable. 

Este déficit se observó en el corredor Bayona-Labrit, con siete cruces peligrosos. Navarra Suma, forzado por la oposición, pintó esas zonas de rojo y colocó semáforos específicos para los ciclistas. Y que no se olvide que querían que este carril bici invadiera una zona verde de Antoniutti. Go green Pamplona.

Tampoco se ha librado de las críticas el “nefasto” carril bici de Labrit. En concreto, el tramo desde el frontón hasta la calle Duque de Ahumada, que transcurre por la acera mientras deja libres cuatro carriles de circulación para los vehículos y un quinto para la villavesa.

Los ciclistas comparten con el peatón una acera de 3,30 metros y los coches disfrutan de una calzada de 14 metros. Los colectivos ciclistas también lamentan las curvas cerradas de 90 grados, los dos cambios de sentido y el peligroso paso de cebra a la altura del frontón.

Para rematar, Maya quiso emular a su antecesora, Yolanda Barcina, y en febrero de este año construyó un carril bici en la acera de la avenida de Barañáin. Unos días antes, el 31 de enero, el Ayuntamiento había anunciado a bombo y platillo la retirada de cinco kilómetros de las controvertidas aceras bici. Aún quedan vestigios de estas reliquias, que se chocan con farolas o árboles, en Mendillorri, en la calle Biurdana, en la Cuesta de Beloso o en la avenida de Navarra. 

También se han hecho cosas bien. Las 400 bicicletas eléctricas han tenido muy buena acogida entre los pamploneses. Pero ha estado cerca de morir de éxito. Los jueves, viernes y sábado las bases situadas en los barrios periféricos están vacías y los anclajes del centro están repletos y es difícil aparcar.