Fieles a la tradición, miles de personas acudieron ayer al cementerio San José de Pamplona para recordar a sus seres queridos en el Día de Todos los Santos. Una jornada llena de emoción en la que los abrazos, las velas y las flores fueron las grandes protagonistas. La lluvia, la humedad y el tiempo desapacible no frenaron a familiares y allegados, que acudieron en masa a los cementerios de toda Navarra.

Como cada año, se volvieron a presenciar las habituales estampas de un día especial: niños y niñas agarrados de la mano de sus padres que relatan historietas, familias sentadas alrededor de un panteón embellecido con coronas de flores y velas, gente subida a una escalera para colocar con mimo un ramo en el nicho o personas que se quedan con la mirada fija en la lápida y que se comunican con el difunto a través del silencio.

Una señora pone un ramo subida a una escalera junto a un niño. Javier Bergasa

También quedó claro que cada vez hay más nichos vacíos en el cementerio de Pamplona debido al aumento de las incineraciones, que ya es la opción escogida en casi el 80% de las muertes. A diferencia de hace décadas, cada vez quedan más nichos libres –especialmente en la parte alta y de difícil acceso– y aumenta la presencia de pequeñas urnas en los laterales.

Una mujer coloca flores en uno de los nichos. Javier Bergasa

Homenaje a Sarasate

En Pamplona, a esta tradición común se suma la protagonizada por la corporación municipal, que encabezada por la alcaldesa, Cristina Ibarrola, participó en el homenaje al músico Pablo Sarasate, hijo predilecto de la ciudad.

Ante su mausoleo, ediles de todos los grupos con representación municipal asistieron al minuto de silencio y el rezo de un responso, que también se dedica a todas las personas enterradas en el camposanto.

Después, Ibarrola colocó en el mausoleo del reconocido violinista una corona de flores blancas con una cinta verde y la leyenda: “El Excmo. Ayto. de Pamplona a su hijo predilecto D. Pablo Sarasate y Navascués-Iruñeko Udal Txit Gorenak bere seme kutunari, Pablo Sarasate y Navascues jaunari”.

Además, en este 600 aniversario, el Ayuntamiento de Pamplona entregó la medalla conmemorativa de este aniversario a la familia del compositor, un obsequio que recogió su biznieto Miguel Rodríguez Trias.

Tras el acto de homenaje, se celebró una misa en la parroquia de San Nicolás organizada por la Sociedad de Conciertos Santa Cecilia.

Los actos, con diferentes protagonistas y particularidades, se replicaron en cementerios de toda la Comunidad Foral, donde la nota común es la de cumplir con la tradición de visitar, con flores y algunas velas, a los fallecidos, en una jornada en la que los camposantos bullen de actividad.