El Servicio de Mantenimiento de Edificios del Ayuntamiento de Pamplona ha estado esta semana realizando una revisión de las campanas de las parroquias del Casco Antiguo: Catedral, San Nicolás, San Saturnino, San Lorenzo y San Agustín. En total, se han visitado siete torres que albergan 38 campanas datadas en cuatro siglos distintos, desde l siglo XVI al XXI. Los trabajos se han llevado a cabo tras salir volando el badajo de la iglesia de San Nicolás, que cayó en la plaza el pasado Día de Reyes.

El badajo se precipitó a escasos metros de las mesas y sillas de la hamburguesería Soto del Prior. La caída del badajo, una pieza metálica generalmente con forma de pera que pende en el interior de las campanas y con la que se las golpea para hacerlas sonar, causó “un gran revuelo” según los testigos que presenciaron lo sucedido en la plazuela de San Nicolás. Ninguna persona resultó herida porque la terraza no estaba instalada.

Revisión de las campanas. Ayunamiento de Pamplona

El servicio de mantenimiento ha realizado una inspección visual del estado de sus sistemas de anclaje, de los dispositivos de sujeción de los badajos y de las protecciones de los vanos de las torres hacia el exterior. Las campanas, todas ellas hechas en aleaciones metálicas con fórmulas propias de cada artesano, son unos elementos de gran tonelaje que suponían un gran desembolso económico para quien las adquiría.

Así, torre a torre, se han ido revisando las 11 campanas de las dos torres de la Catedral, entre las que está la más grande en uso de Europa, la ‘Campana María’, que data de 1584; pero también las siete de la torre de San Nicolás (la más antigua de 1629 y las más modernas de 2010), que se distribuyen en dos pisos, y las cinco campanas de la torre de la iglesia de San Lorenzo (más una algo más pequeña en la parte de arriba de la estructura). Han completado la inspección las siete campanas de la parroquia del Consistorio, la iglesia de San Saturnino, con una estructura de dos torres y las siete del campanario de San Agustín, que actualmente apenas se utilizan.

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Una campana de la iglesia San Nicolás de Pamplona, sin su badajo Javier Bergasa

La campana es un instrumento de percusión que, como el reloj, históricamente ha servido para medir el tiempo en las sociedades europeas, además de tener un importante componente simbólico. Las grandes campanas asociadas al cristianismo, por un lado, medían el tiempo religioso; este protocolo, basándose en el ritmo solar, dividía la jornada en momentos de oración: alba, mediodía, atardecer y noche. Por otro los sonidos de las campanas marcaban los momentos de la vida colectiva ya que las campanas, con sus toques, repiques y volteos, servían de sistema de aviso (fuegos, ataques etc.), de celebración o incluso de información comunitaria, como cuando notificaban con sus tañidos un fallecimiento.

Aunque desde los años 60 se impuso la automatización, aún existe el toque manual de campanas y en la actualidad perviven en España más de treinta modalidades diferentes que configuran todo un lenguaje sonoro. El toque manual es considerado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO desde noviembre de 2022. Navarra fue una de las cinco comunidades autónomas que instaron al Comité del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO a realizar esa declaración.

Uno de los campanarios de la Catedral de Pamplona. Ayuntamiento de Pamplona