La famosa Tómbola de Cáritas Diocesana de Pamplona ha abierto las puertas a todos los públicos. Se trata de la 79ª edición en la que, como el año pasado, han salido a la venta 2.300.000 boletos, de los cuales, 345.000 son para premios directos, como un coche o 23 vales de compra por valor de 2.500 euros. En cuanto a la repartición de los otros tickets, 575.000 son con reúna y 1.380.000 son boletos con número para sorteo. Como novedad en esta edición, Cáritas ha decidido realizar una encuesta en la propia tómbola con el objetivo de identificar áreas de mejora de cara a los próximos años.

Ana Urmeneta, directora de la Tómbola, ha sido la responsable de abrir la inauguración con unas palabras en las que recordaba que todo cuanto se recaude, después de pagar los premios, se destinará a los fines que Cáritas tenga, “pero hasta septiembre u octubre no tendremos ese dato”, ha asegurado. Asimismo, ha agradecido la colaboración de los más de 100 voluntarios que “hacen turnos de mañanas y tardes de lunes a domingo para que la tómbola pueda salir adelante”. También lo ha hecho con la ciudad de Pamplona por el compromiso con el que cada año se anima a comprar los boletos. En cuanto a los premios, los compraron durante todo el invierno; entre octubre y enero, “que es algo que la gente no sabe. No nos donan casi nada”, ha señalado una de las voluntarias.

La directora de la Tómbola Ana Urmeneta, antes de la inauguración este sábado

La directora de la Tómbola Ana Urmeneta, antes de la inauguración este sábado Izaro Díaz

Por otro lado, se mantiene el precio del boleto, a un euro, y puede pagarse tanto en metálico como con tarjeta. Además, se podrán comprar hasta el día 15 de julio, momento en el que se cerrarán los puestos instalados en el paseo Sarasate, pero los boletos no caducarán hasta el 16 de agosto de 2024.

Después de la intervención de Ana Urmeneta, ha tocado que Miguel Larrambere, vicario general de la diócesis de Pamplona y Tudela, bendiga la tómbola y subraye, entre otras cosas, que esta actividad de Cáritas debe entenderse “como un impulso del progreso integral de nuestra sociedad. La finalidad de esta tómbola es que esté al servicio de los proyectos de Cáritas Diocesano; por eso, pedimos la luz, la fuerza de lo alto para la actividad que aquí se va a realizar”, ha concluido.

Una labor que llena

Lourdes Erdozain es voluntaria de Cáritas desde que se jubiló hace dos años: “poquitos, pero les he dado mucha intensidad. Me gusta ayudar a las personas que están en una situación más precaria. Los que hemos tenido más suerte tenemos que darles a ellos lo que hemos recibido. Además, ellos también nos regalan muchas cosas. Al final estamos tratándonos entre iguales”, ha contado. En cuanto a la tómbola, Lourdes ha considerado que es un gran medio para conseguir fondos para luego proyectar a las necesidades que se presentan en el día a día. “También es muy motivador que la gente ponga tanta ilusión en los boletos y pensar que, en última instancia, están ayudando a causas justas”, ha añadido.

Por su parte, Mari Carmen lleva desde hace 38 años siendo voluntaria de Cáritas y, concretamente en la tómbola, 18 años. Ante la creencia de que los días de tómbola son bastante agotadores, la voluntaria ha defendido que “es muy cansado a nivel físico, pero vienes porque te gusta. Yo, por ejemplo, vengo todos los días y soy feliz aquí”. Por otro lado, también ha dicho que quieren animar a que la gente joven se apunte a este voluntariado, ya que “son el futuro, pero es comprensible que les cueste venir porque estudian, trabajan y forman familias. Y todo lleva mucho tiempo”, ha comentado.

También ha destacado la asistencia de los más pequeños: “No hay nada más bonito que verlos venir con las huchas, con los abuelos o con un euro que en vez de gastar en chucherías lo aprovechan para comprar un boleto. También recuerdo que el año pasado se acercaron muchos adolescentes cuando terminaron el curso y se lo pasaban pipa. Es muy bonito porque también te reencuentras con personas y es una labor muy satisfactoria”.

Una familia espera a que les den sus premios. Iban Aguinaga

Precisamente, uno de los ejemplos que ha comentado esta voluntaria ha pasado por su lado a unos escasos metros. Un abuelo estaba llevando en brazos a su nieto, que iba mirando alguno de los muchos premios que se encuentran en las baldas. El niño estaba señalando los juguetes y le ha rogado a su abuelo que se los compre. Este le ha respondido: “Para eso tenemos que comprar boletos y probar suerte”. Le ha dado un billete de cinco euros y ha probado suerte.