Son 12 pelucas, su antigüedad ni se sabe, pero su uso en los momentos de gran boato como son las procesiones de la ciudad, donde participan los fajeros (los portadores del santo al menos desde 1849), las hacen especiales. Lo sabe bien Marisa Díaz Sotés, directora de la Escuela de Peluquería Ramiro Mata, que estos días, junto a parte de su alumnado, se ocupa de acondicionarlas para la festividad del patrón de Pamplona, San Saturnino, el próximo 29 de noviembre.  

El trabajo ya está terminado y las pelucas, como nuevas tras el retoque, un lavar y marcar en el argot peluquero, en el que además del profesorado del centro educativo, parte de los alumnos y alumnas de peluquería han tenido la oportunidad de participar en la experiencia. Marisa Díaz Sotés, directora de la academia Ramiro Mata (antes Academia Elisabeth), en la que lleva 38 años al frente, explica que no es la primera vez que reciben la propuesta del Ayuntamiento de Pamplona.

La otra fue en 2022, después de la pandemia. “Nosotras solemos ocuparnos de eventos importantes, y tras el confinamiento, los responsables del Ayuntamiento notaron que las pelucas estaban algo deterioradas, y nos llamaron para que las preparáramos de cara a la procesión de San Fermín, el primero después de la pandemia”. Aquello fue para Marisa Díaz y sus compañeras, las profesoras Mercedes Murillo, Ana Cantero e Inmaculada Ochondorena, “muy emotivo, porque era un San Fermín muy especial”. Y lo fue también para el alumnado de la escuela, que también participó en la tarea.

La directora de la escuela Ramiro Mata, con las pelucas que reproducen el peinado característico del siglo XVIII. Iñaki Porto

Peinado del siglo XVIII

“Este año nos han vuelto a llamar para ponerlas a punto para San Saturnino”, dice y añade que las “pelucas ya han recibido varias lluvias en su cabeza”, y “había que ponerlas a punto”. Se cree que son de pelo natural o mezcla, pero además “su conservación es muy difícil, por el curioso peinado que llevan, del siglo XVIII (los rizos característicos en la parte baja de la melena)”. Estas peculiaridades hacen que su manejo tenga que llevarse a cabo por un profesional. “Necesitan mucho cuidado y mimo. El peinado se estropea y el pelo pierde calidad si no se cuidan bien”. 

¿Cómo se lleva a cabo el acondicionamiento? “Las pelucas se higienizan, porque, así como la lluvia, también han sufrido el sudor de quien las ha llevado y, algo muy importante, no se pueden mojar”, advierte Marisa Díaz. “Por eso las limpiamos con una solución especial, también con amoniaco pero con mucho cuidado, y con productos en seco”. Se ayudan para ello de las cabezas de maniquís, ya que, en los casos en que sea necesario, “las desmontamos, es decir, les quitamos los bucles”. El armazón interno facilita la tarea: “Fue una idea nuestra en su día, y son una especie de rulos para que aporten un poco de rigidez y soporten el peinado”. Por encima, unas redecillas invisibles evitan el encrespamiento.

Los fajeros, los portadores que llevan al santo, el 29 de noviembre en la procesión de San Saturnino. Javier Bergasa

Para el alumnado es un momento único, no en vano el mantenimiento de pelucas está cada vez más en auge (enfermedades como el cáncer tienen la culpa) y, según añade Marisa, “colaboramos en todos los desfiles tanto profesionales como benéficos, habitualmente con la asociación de cáncer en Navarra Saray”.

Esta formación se enmarca dentro del Certificado de profesionalidad técnico artístico, el "módulo de protocolos técnicos para medios audiovisuales de la academia", ya que Ramiro Mata ha peinado, además, “durante 11 años a actores directores del Zinemaldia de Donostia y también los premios Goya”

Además, según añade la directora, “hemos participado en el rodaje de películas en Navarra como Abracadabra y recientemente en el corto, también rodado en Navarra, con María Monreal como directora, para un certamen de jóvenes talentos. Durante varios días nuestros alumnos más jóvenes han colaborado en la peluquería y el maquillaje poniendo en práctica el aprendizaje del módulo”, concluye.

El 7 de julio del año pasado, los fajeros llevando a San Fermín. Oskar Montero