Edorta Marco ha querido mezclar pasión y trabajo. La cafetería Ongi Izan, que regenta desde septiembre de 2022 en la calle Mayor de Pamplona, se acaba de transformar en el Ongi Izan Racer, local motero donde recorre la historia de las dos ruedas desde los años 40. Lo hace con una exposición de motos clásicas aparcadas en el establecimiento.

“En mis ratos libres me dedico a restaurar motos de gente que las va a tirar, colegas... Tengo nueve motos de colección y les doy vida en vez de tirarlas. En lugar de estar en mi bajera, era más bonito exponerlas de cara al público”, resume el hostelero. 

Edorta viajó el año pasado a Estados Unidos. “Allí hay muchas cafeterías de este estilo, y volví con esa idea”, destaca. “Ofreces un atractivo diferente. Es un buen sitio para que la gente aficionada a este mundillo venga a hacerse fotos y a tomarse un café, es algo bonito”, considera.

“La gente motera puede pujar por las motos, si alguno tiene motos antiguas bonitas, puede exponerlas aquí si quiere... es ofrecer ese mundo de la moto de los cincuentones que estamos un poco trallados...”, confiesa.

Edorta, junto a la la Terrot 1940 que luce en el escaparate, la más antigua de las motos de la cafetería. Patxi Cascante

La exposición

Una Terrot de los años 40, una Velosolex de los 50, la década siguiente es para la Ossa 160, una Montesa de los años 70, la Suzuki RG 125 para los 80, la Derbi Rabasa FDX, una Kawasaki ZZR de los 90... “Quiero una de cada década para que se vea la evolución”, explica Edorta, al que no le caben en el local todas sus motos. “También tengo una Harley Fat Boy del año 2000, la más alta de toda la gama. Iré cambiando las motos sobre la marcha para que la gente no se aburra viendo las mismas motos”.

La decoración motera la completan una vitrina con maquetas, otra referente al gran premio de la Isla de Man o carteles de la Ruta 66. Todas a disposición de los clientes, de lunes a viernes en horario de mañana, desde las siete hasta las dos.

Vitrina dedicada al mundo del motor en el interior de la cafetería. Patxi Cascante