El Marrano, establecimiento situado en la calle San Nicolás, se traspasa en régimen de alquiler. Iker del Valle –encargado de este bar-restaurante durante los últimos 15 años– se desliga del proyecto y el negocio ya lleva dos semanas con la persiana bajada. 

Jesús Azparren, propietario del Marrano desde el 2000, está buscando un nuevo emprendedor que coja las riendas de este mítico local hostelero. “Pusimos el anuncio hace una semana y ya hemos recibido cinco visitas de personas que están interesadas. El Marrano no cierra, lo coge alguien seguro”, adelanta Jesús.

Sus grandes atractivos son la ubicación –San Nicolás es la calle de Pamplona con más negocios de hostelería–, la “fama e historia” del establecimiento y su infraestructura: 210 m2 distribuidos en dos pisos, 110 m2 de espacio público a pie de calle –barra, mesas y dos baños– y 100 m2 en planta baja con cocina, almacén, oficina y baño privado. 

Las cinco propuestas, detalla, mantendrían la esencia gastronómica del Marrano, caracterizada por los pinchos, fritos, bocadillos, hamburguesas, platos combinados y menús del día y fin de semana. “Llevamos así un cuarto de siglo. Si funciona, para qué cambiar”, indica Jesús, que llevó personalmente el negocio desde el 2000 al 2010. 

Eso sí, el Marrano no se circunscribe a una propuesta gastronómica concreta. “Cada uno lleva su negocio como mejor le parece. Solo queremos que sea gente con ganas de currar”, expone. Además, a las noche seguiría siendo un bar de marcha y copas. “El local está preparado para trabajar de día y noche”, afirma. 

Jesús expresa que “aún no hay nada cerrado”, desconoce cuánto tiempo estará el Marrano con la persiana bajada y le gustaría que los nuevos inquilinos dispusieran de uno o dos meses de rodaje antes de San Fermín.

“Las fiestas son una locura, San Nicolás es una de las calles más concurridas y me gustaría que tuvieran tiempo para entrenarse”, desea. El traspaso del Marrano sería para los próximos 10 años por 4.000 euros al mes.