Pamplona se fundó, se desarrolló y se configura como es, gracias a su geología. Es la tesis que defiende el profesor Antonio Aretxabala Diez, editada por el Ayuntamiento con el título Geología y ciudad. La investigación realiza un recorrido histórico que quiere explicar cómo el ser humano trató y fue tratado por la geología de Navarra y, específicamente, de Pamplona. El libro se enmarca en la celebración Pompelo, 2.100 años de convivencia.
El autor explica, por ejemplo, que, si Pamplona tuvo más éxito como asentamiento en la Edad del Hierro que el entonces muy poblado cerro de Santa Lucía –que en época de paz se quedaría pequeño–, fue porque sobre la configuración de margas de la zona había cascajo, gravas maleables que facilitaban la construcción. O que la peste, 18 oleadas entre el siglo XIV y el XVII que afectaron al 50% de la población, hizo que sus habitantes se dispersasen y poblasen las terrazas bajas de las llanuras de inundación. O que el siglo XX se caracterizó por los rellenos antrópicos, suelos artificiales potencialmente problemáticos para construir que se crean mediante depósitos de material resultado de la actividad humana.
El alcalde de Pamplona, Joseba Asiron, y el autor presentaron ayer el libro Geología y ciudad: la historia constructiva contada por los suelos y las rocas de Pamplona, publicación de la que el Ayuntamiento ha editado 200 ejemplares. El texto usa metodologías como la reconstrucción geomorfológica de los paisajes para proyectar futuros escenarios para Pamplona, pronósticos en algunos casos mapeados. La investigación lleva también al siglo XXI enseñanzas como las que han dejado en el hormigón, el asfalto o los sedimentos de la ciudad la grandes riadas, deslizamientos imparables o edificaciones que acabaron dañadas por terremotos.
El libro, que recorre de la Edad del Hierro hasta el siglo XXI, quiere mostrar con rigor científico cómo momentos de bifurcación y cambios de paradigma dejaron sus huellas en el terreno y en las obras humanas, infraestructuras, edificios o grandes construcciones. Fueron momentos críticos en los que la ciudad tuvo que sobreponerse y cambiar su rumbo que el autor rescata desde la estratigrafía de una geotecnia forense, y que traduce como enseñanzas de futuro. Y es que este estudio, calificado cum laude por la Universidad de Zaragoza, según el tribunal tuvo entre sus puntos fuertes su utilidad práctica y para servir como base no sólo científica, sino como catalizador y brújula hacia el cambio de mentalidad social que deberán contemplar los sectores involucrados.