pamplona - Aritz Laskurain se retira. Ya no volverá a vestirse de blanco por la artrosis que arrastra en sus dos caderas desde 2011. En marzo se operó y así ha conseguido mejorar su calidad de vida. Pero no volverá a jugar.

¿Ha tenido que tomar la decisión de no seguir o no ha podido elegir?

-No me lo he tenido que pensar ni un segundo. Al final, ha sido el cuerpo el que me dice que no. Solamente he tenido que probar un poco y con correr medio kilómetro y con pelotear del tres ya me está doliendo. El hecho de poder entrenar, competir, esprintar o pelotear desde el ocho es algo que está muy lejos. No es que esté peloteando del seis y me moleste un poco y vaya a estar mejor dentro de un mes. No es así. Es imposible regresar. En este sentido, no he tenido ninguna comedura de coco, está muy claro que no puedo volver.

¿Cuándo realizó esas pruebas?

-Sobre todo, a partir de septiembre. No hay mejoría. Estoy muy bien, muy contento por haberme operado porque estoy mucho mejor que antes de la operación, pero para hacer una vida normal. Competir y hacer cualquier tipo de deporte de impacto, correr, pelota o lo que sea es muy exigente para mí ahora.

¿Cómo ha sido la evolución de su lesión?

-Empecé con esta historia en diciembre de 2011 en un partido de campeonato, con dolores y así. Después, vino el descanso navideño. Con la ayuda del fisio pude acabar el campeonato, en el que terminamos llegando a la final, pero siempre con molestias. Desde diciembre de 2011 no he tenido ni un día que haya entrenado o jugado sin dolores. Pensamos que era algo muscular, que no revestía demasiada gravedad. Lo tratamos y mejoraba, pero no remitía del todo. Descansábamos, pero el dolor persistía. Al final, como vivía de esto, decidí seguir y seguir y al final vi que no podía ni rendir, jugaba menos y peor. Hasta que no pude más. Siempre pensamos que era algo que no era tan grave.

Vaya...

-Sí. Luego me empezaron a hacer resonancias e historias y apareció lo que apareció.

Su último encuentro de blanco data del 24 de septiembre de 2013 en Logroño. Jugó con Retegi Bi frente a Olaizola I y Ladis Galarza, ¿lo recuerda?

-Mejor olvidarlo. Aquel partido fue fatal... ¡Vaya retirada!

¿Sí?

-Jugué hasta que pude aguantar y ya no habrá partido de retirada.

¿Cómo era jugar un partido o entrenar con esa artrosis en las dos caderas?

-No siempre ha sido el mismo dolor ni ha tenido la misma intensidad. Ha habido partidos en los que he empezado bastante bien y en la mitad me dolía; otros en los que notaba un poco de molestia... En general, mi rendimiento bajó muchísimo con esta lesión en las caderas. Yo ya no podía jugar al nivel que estaba en 2011. La evolución en año y nueve meses fue pasar de jugar a no poder rendir, no poder competir, jugar a pie parado en vez de ir a por la pelota y acortando siempre los pasos porque no podía extender bien.

Ha estado en rehabilitación durante seis meses, ¿estaba destinada a su vuelta a las canchas o más enfocada a una vida saludable?

-Lo hemos hecho mirando más a la salud. Al final, el trabajo de rehabilitación era el mismo. Muscularmente estaba bien, pero cada vez que forzaba veíamos que no podía. Así, no hemos podido dedicar la rehabilitación hacia un ámbito más deportivo.

Comentaba que estaba contento por haber tomado la decisión de operarse. Deduzco que a raíz de eso ha tenido un efecto positivo en su vida diaria, ¿no?

-Día a día, al tener una vida sedentaria, no me duele. Me molesta algo, pero nada más. Cuando fuerzo o cojo peso, sí. Antes hacía una vida normal, pero con dolores. Había veces que se me bloqueaba la cadera y tenía que parar. Eso no es una vida de una persona de 33 o 34 años.

Es una enfermedad degenerativa. De cara al futuro, ¿supondrá una mejora sustancial la operación?

-En ese sentido no hay garantías. Lo que sí se ha hecho ha sido quitar los dolores. El objetivo de la operación era quitar esas molestias y alargar la vida de la cadera. No se sabe si eso se conseguirá o no. No sabemos si la cadera no me dará problemas en mi vida diaria, pero la intervención era necesaria y estoy muy bien, dentro de lo que cabe.

No será fácil quitar el veneno de la pelota y el deporte.

-Vi la final del Cuatro y Medio, pero no estoy siguiendo demasiado la pelota. Puedo andar, pasear y hacer bici. Así quito el mono del deporte. De todos modos, no es lo mismo retirarte de un modo natural que retirarte con una lesión que te impide jugar y que ves que tienes contrato y dices: “Ostras, yo debería estar ahí”. Las circunstancias no son las mismas. A partir de ahora sí que iré viendo pelota, porque me gusta. Haré bicicleta y otro tipo de planes.

Le toca darle a la bicicleta.

-Sí. No me duele la cadera e incluso me lo han recomendado. Veo que me encuentro mejor el día que salgo con la bici. Cuando hago ciclismo, la cadera bombea, el líquido sinovial se fluidifica y estoy mejor. Además en Soraluze hay un grupo majo de ciclistas.

¿Qué cosas destacaría de su vida deportiva?

-A nivel personal lo mejor han sido los campeonatos. Yo dividiría mi carrera deportiva en tres etapas: los primeros tres años, los seis de en medio y los últimos tres. Al principio estuve parado desde julio de 2004 hasta octubre de 2005, año y pico. Tuve suerte porque tenía contrato y pude seguir. Ahora, lo mismo. Llevo año y pico parado. Eso ha sido lo peor: el inicio y el final. Después, desde 2005 hasta 2012, han sido años muy buenos, he disfrutado mucho.

Además, estando en el top.

-Hasta la lesión de la cadera.

No tuvo la suerte de ganar txapelas.

-Me ha faltado esa guinda. De los 12 años que he estado en profesionales, efectivos han sido siete, pero esos han sido buenos.

Llegar a tres finales del Parejas en ese tiempo está muy bien...

-No he sido un pelotari solo de campeonato, he jugado bien en verano también. He sido constante, regular. Estoy contento con mi carrera, la pena son las lesiones que me la han acortado.

También, muy trabajador.

-¡Necesitaba todo para hacer algo! (risas). No soy un portento como otros, me lo he tenido que currar mucho.

¿Se considera un pelotari querido por el público?

-En la calle siempre he recibido muchos ánimos; y en el frontón, también. A la gente le transmite la motivación que tenemos. Eso se ve.

¿Quién ha sido el delantero con el que mejor se ha encontrado?

-Con Titín, sin duda. Quizás porque jugué mis primeros estelares con él y la primera final del Parejas. Ha sido un delantero que ayudaba muchísimo. Para mí era muy especial.

¿Qué lectura hace de cara al futuro?

-2014 ha sido un año complicado por la retirada, la operación, la rehabilitación... He tenido momentos malos, pero creo que he sabido asimilar las dificultades. Ahora mismo me encuentro bien, estoy embarcado en nuevos proyectos y tengo una nueva vida por delante. He vivido una etapa muy ligada a la pelota y ahora toca otra vida que me ilusiona.