Con el rostro relajado y en ocasiones sonriente a pesar de la derrota, Javier Zabala realizó una radiografía perfecta de su primera final, en la que nunca pudo someter a Peio Etxeberria, si bien el comienzo le dio cierta esperanza. Fue apenas un espejismo, una hebra de hilo que no llevaba a la lana. Le condujo a un laberinto sin salida. “Hemos empezado disputando. Necesitamos tantos duros y entrar en juego. Pero del 4-2 para mí hemos pasado al 10-4. Él ha acertado mucho”, recordó el de Logroño.
A partir de ese instante, Javier Zabala no se reconoció en la cancha y observó el crecimiento exponencial de Peio Etxeberria. “Siempre lo hacía bien metiendo la pelota en pared. Es difícil tener repuesta ante eso. He perdido el guión de juego y con el saque me ha hecho daño. Con esa tacada me he salido un poco del partido. He hecho las cosas sin cabeza, sin rumbo. Quería hacerle jugar de derecha, pero cada vez me ponía en más complicaciones. Solo corría de un lado para otro. He perdido la fe en mí. Él sabía que tenía que hacer en todo momento. Ha jugado con paciencia”, desgranó el riojano.
"Ha hecho una final perfecta"
Al igual que le sucedió a Peio Etxeberria en su primera gran final, a Javier Zabala también le pesó la brillantina, el oropel y la grandilocuencia de los días marcados en rojo, que en la pelota son tres. “Se nota que no es un día más. El frontón aprieta mucho y si no estás bien, el ambiente se vuelve en tu contra. Entras en un agujero y luego cuesta salir de él”, reconoció el riojano, que no quiso desviar con ello la atención y enalteció la actuación de su oponente, que no le dio respiro en cuanto se enderezó. “Obviamente, uno tiene que perder y él ha sido mucho más. Él ha hecho muchos méritos para llevarse la final. Ha hecho una final perfecta”. Aunque no lograse la txapela y asumió estar “jodido por la derrota”, Zabala entiende que su campeonato fue bueno y que “las finales hay que jugarlas. Ahora estoy jodido, es evidente, pero hay que pensar en positivo de cara al futuro”.
Respecto a las llaves del duelo ante el de Zenotz, Zabala expuso que “la clave ha sido no quitarle la iniciativa a él. No sabía salir de ahí. Yo tenía dudas y él, no. No hacía lo que tenía que hacer, no cruzaba la pelota para hacerle jugar con la derecha. Él se ha mantenido en el centro de la cancha. No le he jugado al ancho. Si te jugaba a la izquierda te hacía mucho daño. Tanto en pared como luego con el gancho. Yo no conseguía moverle ni lograr que se retrasara. Tenía respuesta para todo lo que le proponía. Me ha metido mucha velocidad. Yo no conseguía meterle ese ritmo para echarle para atrás. Peio ha hecho un partido perfecto”. Tras agradecer el ánimo y el empuje de lo suyos, “que ha sido impresionante durante todos estos días”, Zabala sacó la conclusión que “en una final así hay que tener paciencia”.