MADRID. La noticia de que Roca defenderá a la infanta, si finalmente no prospera el recurso presentado hoy por la Fiscalía, ha concitado la atención política y ha generado múltiples comentarios en las redes sociales en un momento en el que el debate soberanista está muy presente en Cataluña y España.

Miquel Roca Junyent, que ya ha hablado con la infanta, no es un abogado cualquiera, no sólo porque su despacho es uno de los grandes bufetes de España -tiene oficinas en Palma, Madrid y Barcelona, entre otras ciudades-, sino porque forma parte de una generación que, junto al rey Juan Carlos, protagonizó la Transición española.

Él fue uno de los redactores de la Constitución y tuvo una larga trayectoria desde el atril del Congreso, convirtiéndose en un representante del catalanismo que, como otrora hiciese el líder de la Lliga, Francesc Cambó, ha acabado defendiendo a la monarquía.

Todo ello cuando el debate soberanista está más presente que nunca, ya que el partido del que fue secretario general (CDC) desea celebrar una consulta de autodeterminación en Cataluña.

En declaraciones a Efe, Roca ha asegurado que se enfrenta a un sumario de 42.000 folios y que "toda prudencia es poca".

También ha recordado que por razones profesionales no hará ninguna valoración, a pesar de que el revuelo de medios ante su despacho le ha obligado a atender de forma breve a los informadores.

Allí ha confirmado que "lógicamente" ya ha hablado con la infanta y que asume "responsabilizado" su defensa junto con el abogado Jesús Silva, uno de los penalistas más reconocidos en España.

Roca ha asegurado que "en este momento" no contempla reunirse con Mario Pascual Vives, el abogado del duque de Palma, Iñaki Urdangarin, lo que ha justificado porque su agenda "es complicada".

Ante la insistencia de los periodistas, Roca ha advertido de que en su bufete no hablan nunca en público de temas profesionales y ha pedido que se respete un estilo forjado en su dilatada trayectoria.

En la política española, Roca es sinónimo de consenso, representa como pocos ese espíritu de la Transición que muchos invocan en estos momentos de crisis y en los círculos políticos madrileños hay quien piensa que el manido "seny" es en realidad su segundo apellido.

Ahora ha recibido el encargo de representar a la infanta Cristina tras su imputación en el "caso Nóos" y, con ello, ayudar en la defensa de la institución monárquica.

Nacido en Caudéran, cerca de Burdeos (Francia) en 1940 e hijo del exiliado Joan Baptista Roca, uno de los fundadores de Unió Democràtica de Catalunya, Roca Junyent inició su carrera política en el Front Obrer Català, al lado de Narcís Serra y Pasqual Maragall, aunque finalmente ayudó a fundar en 1974 la CDC de Jordi Pujol.

Ejerció de portavoz de CiU en su etapa en el Congreso de los Diputados, entre 1977 y 1995, en donde destacó como uno de los oradores más 'afilados' y escuchados en España.

Junto a Josep Antoni Duran Lleida y Jordi Pujol, Miquel Roca ha sido el político nacionalista con más proyección en España, una dilatada actividad política que le ha llevado a mantener una cordial relación con el rey Juan Carlos.

Ejemplo de ello es que presidió en 2002 la delegación que asistió al Palacio de la Zarzuela para presentar al rey el Instituto Cambó. También participó en la elaboración del libro "25 años del reinado de Don Juan Carlos", coordinado por el escritor Julián Marías.

Desde su centrismo político, Roca protagonizó en España a mediados de los 80 la constitución del Partido Reformista, tras la caída de la UCD de Adolfo Suárez, en lo que se denominó la "Operación Roca".

Este proyecto político aglutinó a parte del nacionalismo catalán y gallego y la corriente liberal de Antonio Garrigues Walker, una operación política en la que Roca también tuvo la estrecha colaboración de su amigo Florentino Pérez.

Roca se convirtió en candidato a la presidencia del Gobierno como líder del Partido Reformista. En las generales de 1986 la Operación Roca se convirtió en un rotundo fracaso al no obtener representación en el Congreso.

A mediados de los 90 volvió a Cataluña para intentar arrebatar la alcaldía de Barcelona al socialista Pasqual Maragall. Pese a la popularidad de la que gozaba, Roca fracasó en su asalto al consistorio y se quedó como concejal entre 1995 y 1999, tras lo cual se retiró definitivamente de la política.

En 1996 fundó su bufete de abogados, que cuenta actualmente con 240 profesionales y oficinas en Barcelona, Madrid, Palma de Mallorca, Lleida, Girona y Shanghai.