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Rajoy asume el 'caso Bárcenas' como un error pero no dimite ni convoca elecciones

niega su culpabilidad y la financiación ilegal del PP aunque admite los sobresueldos Los grupos de oposición, salvo UPN, piden que renuncie o acepte su responsabilidad y el presidente les acusa de desestabilizar el país

Rajoy asume el 'caso Bárcenas' como un error pero no dimite ni convoca eleccionesEFE

PAMPLONA. "Me equivoqué". Mariano Rajoy no anunció ayer en el Congreso su dimisión ni la convocatoria de elecciones, tan solo reconoció haber cometido un error al confiar en el extesorero del PP Luis Bárcenas, desliz del que a su juicio no se deriva responsabilidad alguna. Firme y hasta agresivo en el discurso más importante de la legislatura, lanzado al ataque contra la oposición, a la que acusó de hacer peligrar la estabilidad del país con el uso "fraudulento" de la moción de censura, y ovacionado con fuerza por sus diputados, aleccionados para volcarse con el líder, el presidente utilizó como parapeto la presentación en septiembre de una batería de medidas contra la corrupción y datos económicos que exhibió como sintomáticos de la salida de la crisis.

Rajoy, empeñado en recuperar su maltrecha credibilidad tras las revelaciones de Bárcenas y su negativa a dar explicaciones hasta ayer, apeló a sus virtudes personales -"soy un hombre recto y honrado"-, negó la financiación ilegal del PP y la existencia de comisiones ilegales, pero su estrategia dirigida a exculpar al partido y acusar al extesorero de mentir no convenció al resto de grupos. Todos excepto a UPN, que pidió al presidente que no abandone el barco "en medio de la tormenta, reclamaron su dimisión, una exigencia formulada por el PSOE, Izquierda Plural, UPyD y la mayor parte de los partidos del Grupo Mixto, o al menos la asunción de responsabilidades. La respuesta de Rajoy a los grupos, que dieron por veraces las acusaciones de Bárcenas, fue, sin embargo, rotunda. "No soy culpable. Ni dimitiré ni convocaré elecciones", sentenció en el pleno del Congreso, convertido en el peor trago de su carrera política.

cambio Rajoy dio por seguro que la Justicia demostrará su inocencia y la del PP y garantizó que en el PP se ha pagado en blanco y que no se ha llevado una doble contabilidad ni "se oculta ningún delito", pero si admitió la existencia de sobresueldos, algo que el partido negó al saltar el escándalo para modificar después su línea y admitir estos pagos, que considera legales y lícitos porque, según defienden los populares, se han declarado a Hacienda. "Se han pagado sueldos, sí, se han pagado remuneraciones complementarias, sí, se han pagado anticipos por gastos inherentes al desempeño del cargo, también, como en todas partes. Es de justicia", aseveró.

El presidente, sin embargo, no logró aventar el tufo a corrupción en el PP, puesto en evidencia por el líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, con quien debatió a cara de perro mientras prácticamente ignoraba al resto de grupos, cuando este le recordó que envió mensajes de apoyo al extesorero incluso después de conocerse la existencia de sus multimillonarias cuentas en Suiza.

Para el dirigente socialista, los SMS que Rajoy intercambió con Bárcenas "rompen la teoría de tesorero infiel" que quiso presentar el presidente en la Cámara. Rajoy pretendió justificar la existencia de estos mensajes y conversaciones con Bárcenas y afirmó que cada vez que un colaborador ha tenido dificultades políticas o personales le ha expresado su "apoyo" porque no condena a nadie "de manera preventiva".

Yo confié en el señor Bárcenas y contesté a sus mensajes y hablé con él. Le pedí que dejara la Tesorería en julio de 2009 y lo hizo y después en 2010 dejó el Senado y la militancia del PP. En 2011 fue desimputado y cuando yo llegué al Gobierno no estaba imputado. Luego, varios meses después, volvió a estar imputado", resumió con un repaso de fechas de las que excluyó, entre otras, que el extesorero mantuvo despacho en la sede del PP hasta enero.

El jefe del Ejecutivo pese a que pretendió limitar la acción de Bárcenas a una estrategia de enriquecimiento personal dentro del partido, intentó descargar de responsabilidad al PP sobre la actuación de su extesorero y apuntó a otras instituciones e incluso antecesores en el cargo que tampoco se apercibieron, según destacó, de sus manejos: "¿Cómo se puede desconfiar de una persona cuando año tras año el Tribunal de Cuentas daba su bendición a las cuentas?", preguntó. "¿Qué sospechas era legítimo albergar sobre quien parecía haber cumplido lealmente su misión con tres presidentes distintos del PP? ¿Cómo saber de sus cuentas en Suiza antes de que la comisión rogatoria revelara sus montantes?", cuestionó, antes de ser interrumpido por los abucheos de diputados socialistas.

En este punto, Rajoy les recordó que el PSOE nombró director de la Guardia Civil "a quien nombraron", en referencia a Luis Roldán. "Me he equivocado pero cuando fui elegido (Bárcenas) no estaba en el partido, ni era tesorero ni tenía representación política", destacó.

En su duro enfrentamiento, tanto el presidente como Rubalcaba recurrieron a citas del contrario en el pasado para desmontar sus respectivos argumentos, citas que, según el presidente, el líder del PSOE pronunció para defender a personas de su partido "imputadas, citadas en juicio oral" o incluso "condenadas". "¿Solo valen para los miembros de su partido o qué? ¿Soy yo de peor condición?, se preguntó.

El líder socialista respondió airado a Rajoy y comparó su comportamiento con el del presidente. "Jamás le he mandado un SMS a ningún delincuente. Jamás es jamás", replicó antes de considerar que el presidente no puede pedir a los españoles que paguen a Hacienda y después mantener contactos con un evasor. "Tiene que pasar algo", enfatizó.

Rajoy se quejó de la actitud de los grupos políticos. "A mí lo que me piden es que me declare culpable. No se me piden explicaciones. Tienen ustedes su versión y por eso la mía ya no vale. Y yo no me voy a declarar culpable porque no lo soy". Y añadió: "No me declararé culpable porque no tengo constancia de que mi partido se haya financiado ilegalmente; porque siempre he cumplido mis obligaciones con la Hacienda Pública; porque no he venido a política para enriquecerme, pues tengo una profesión", sentenció antes de reprochar a Rubalcaba que no difunda su declaración de la renta.

Pese a que el debate fue áspero, no tendrá consecuencias prácticas, puesto que la mayoría absoluta del PP permite al presidente cumplir su afirmación de que ni se irá ni disolverá las Cámaras.