pamplona - A partir del 1 de enero de 2015, las rentas medias y bajas volverán a tributar como en 2011. Así lo decidieron ayer UPN, PSN y PPN, que blindaron la propuesta fiscal hecha por los socialistas para el próximo ejercicio. A pesar de las advertencias de los técnicos de Hacienda respecto al alto coste que supondrá sobre la recaudación -de más de 100 millones de euros-, estos grupos apoyaron la rebaja generalizada de tipos, y modificaciones sobre el impuesto del Patrimonio y sobre Sociedades confiando en que la recuperación económica supla la merma de ingresos para las arcas forales. Lejos de la reforma integral que anunció el Gobierno de Navarra hace ya dos años, los cambios en fiscalidad que entrarán en vigor el próximo enero se reducen a una bajada generalizada de los impuestos, una medida frecuentemente utilizada por los partidos políticos cuando la sombra de las elecciones comienza a cernirse sobre el panorama político.
La comisión de Economía elaboró el dictamen para esta ley en tan solo una sesión de trabajo, y el resultado de la misma no varió apenas el proyecto inicial del PSN. Una evidencia clara del nulo margen con la que el resto de grupos acudió a la sesión, con un resultado ya escrito de antemano después del anuncio de UPN de apoyo a la propuesta. Se presentaron 105 enmiendas de todos los grupos excepto de Izquierda-Ezkerra que, en una muestra de rechazo al proyecto, no hizo aportaciones. Al margen de las de UPN y PSN, apenas se aprobaron de otros grupos.
El Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) quedó modificado de forma sustancial al volver a fijar los tipos en los niveles de 2011. Las rentas bajas y las medias son las que literalmente vuelven a este nivel mientras que las rentas altas, que también bajan, quedan algo por encima que hace tres años. Unos tramos en los que ya se ha incluido una deflactación del 3% para amortiguar la inflación de estos años y que, para los detractores de esta reforma, supone un agravante más a las consecuencias que supondrá esta modificación. Tal y como había planteado el PSN inicialmente, el tipo máximo baja de 52% al 48% para las rentas de más de 300.000 euros, cuatro puntos por debajo de lo propuesto por Bildu y Aralar (52%) y un punto por debajo de lo planteado por Geroa Bai (49%). Las enmiendas de ambos, que en lo relativo a las rentas bajas y medias apostaban también por recuperar los gravámenes de 2011 aunque “sin perder recaudación”, decayeron con los votos en contra de UPN, PSN y PPN. I-E apoyó la escala de Bildu y Aralar, que se abstuvieron en la de Geroa Bai. Críticos con esta tabla de IRPF, Bildu, I-E y Geroa Bai pusieron sobre la mesa que los grandes beneficiados de este cambio serán las grandes rentas, ya que “a pesar de que porcentualmente varíe menos su tramo, a efectos prácticos será mucho más dinero el que se ahorren”. Según el portavoz de Bildu, Maiorga Ramirez, con la nueva tabla “una renta baja se ahorrará 300 euros, mientras que una alta puede llegar a pagar 20.000 menos”. Por su parte, el PPN no consiguió ningún apoyo a su propuesta de equiparar los mínimos personales y familiares a las cantidades vigentes en las comunidades de régimen común.
En cuanto a la tributación del ahorro (rentas de capital), los primeros 6.000 euros cotizarán al 19%, se establece una escala intermedia hasta 12.000 euros, a la que se gravará al 21% y a partir de ahí el tipo será del 23%. Durante el debate de ayer se introdujo un incremento de un punto en el nivel más bajo y una reducción de otro punto en los dos niveles restantes. Fue una de las 49 enmiendas aprobadas ayer sobre este tributo, de las que 19 eran de UPN.
Con las escasas novedades introducidas durante la jornada de ayer, la propuesta seguirá suponiendo una importante merma de ingresos para el próximo ejercicio lo que, a opinión de los grupos contrarios “ira en contra de los servicios públicos” porque “empeorará la crítica situación que vive la Hacienda Foral”. El dictamen se votará en el pleno del próximo martes, de nuevo con un resultado anunciado de antemano.