“Fue bonito mientras duró”. De esta forma tan certera y poética tituló su esperada columna dominical de DIARIO DE NOTICIAS nuestro más entrañable cronista de raza José Antonio Iturri (goian bego), en aquella aciaga semana en la que una cuenta en un banco suizo dio al traste con los anhelos de cambio de prácticamente media Navarra. p>Concluía Iturri: “Y puestos a teorizar, mejor gobierno parece aquél que se nutre de visiones diferentes y acuerdos dialogados que el que utiliza convicciones únicas. Y eso es lo que ha ensayado el tripartito. Es posible que Otano haya mandado al carajo todo el invento, pero si las cosas se rompen, no parece justo achacárselo a una manera de gobernar ni al sistema implantado por el tripartito. En todo caso, maldígase a Otano, y dígase sin ningún rubor que el invento fue bonito mientras duró”. No podía tener más vigencia, 20 años después, aquella reflexión del maestro.

Y es que el fiasco acontecido en aquel funesto martes 18 de junio de 1996 -tal día como ayer- no sólo tumbó un Gobierno. También extendió una alfombra a la derecha en connivencia con los socialistas y retrasó 20 años el ansiado cambio político y social en Navarra.

En cuanto le dijeron que iba a difundirse su cuenta suiza, un atormentado Javier Otano despertó por teléfono, pasada la una de la madrugada, al vicepresidente Juan Cruz Alli, a su consejero de Presidencia, Federico Tajadura, y a Felipe González, recién salido de Moncloa pero todavía secretario general del PSOE, para avisarles de la que se les venía encima en unas horas. A las seis de la mañana citó en Palacio, además de Tajadura, a los también consejeros socialistas Fernando Puras y Pedro Burillo. Luego preparó su comparecencia y, a la hora del aperitivo, dimitía como presidente del Gobierno y secretario general del PSN tras admitir que él y su esposa eran titulares de dicha cuenta bancaria, comprometiendo además a su antecesor Gabriel Urralburu y a la financiación del PSOE.

Fue un jarro de agua fría que restauró la cohabitación de gobernabilidad entre UPN y PSN instaurada desde la transición e inició un declive -entre gestoras, decretazos de Ferraz, agostazos, marzazos y demás vaivenes y navajeos congresuales- del que los socialistas navarros aún no han levantado cabeza.

Los ‘sacrilegios’

El acoso y derribo del Gobierno Otano fue la condena a la hoguera de una aventura política que, sin llegar siquiera a cumplir el año -le quedaba un mes para el aniversario-, había cometido ya varios sacrilegios imperdonables. Algunos más veniales -detalles como que Iñaki Cabasés plantara una pequeña ikurriña en la mesa de su despacho de consejero-, otros más graves -como que Alli emprendiera un heterodoxo y prometedor proyecto de centroderecha navarro que amenazaba seriamente al viejo régimen- y otro que al final resultó mortal, como el convenio de colaboración institucional entre los gobiernos navarro y vasco.

Todos los protagonistas directos coinciden en señalar a este diario que, sin duda, la firma del protocolo de aquel recién bautizado como Órgano Común Permanente -una mesa de colaboración técnica o sectorial entre Navarra y la Comunidad Autónoma Vasca, pero con una fuerte carga simbólica- fue el auténtico detonante del descalabro de aquel Gobierno.

Tras seis meses de negociaciones y de búsqueda de un encaje jurídico que garantizara su constitucionalidad, el Parlamento de Navarra aprobó finalmente el órgano de cooperación apenas una semana antes de la dimisión de Otano y la mayoría para su preceptiva ratificación en el Congreso de los Diputados estaba garantizada de antemano, con la única oposición del PP, en minoría en la primera legislatura de Aznar.

“Con esto habéis ido demasiado lejos, atenéos a las consecuencias”, cuentan que llegó a advertir Rafael Gurrea, a la sazón secretario general de UPN. El comentario sonó a farol fanfarrón para quienes eran desconocedores absolutos de la cuenta bancaria y de las indagaciones que estaba haciendo un juez suizo, prácticamente todos salvo el presidente navarro y su esposa, su antecesor Urralburu y el exconsejero Antonio Aragón. Pero no tardó en llegar la bomba de relojería en la que se convertiría la comisión rogatoria del juez Paul Perrodin.

Seis días con el runrún

La instructora del caso Roldán, Marisol Alejandre, desgajó el caso Otano de la causa y el 12 de junio de 1996 decretó el secreto de sumario, pero la información “circulaba ya por muchas manos en Pamplona”, apuntan fuentes personadas en la causa.

Las ramificaciones del caso Roldán empezaban a dejar tocado de muerte al PSN y las sospechas de financiación ilegal -bajo la sombra larga de Bosch-Siemens y su compra de la planta navarra de Safel- hicieron temblar a Ferraz.

A pesar del esfuerzo de algunos dirigentes del PSN que contaban con el apoyo mayoritario de las bases para salvar la fórmula del tripartito progresista con otro presidente, la Ejecutiva Federal del PSOE -una vez más, y como se repetiría en más de una ocasión en los 20 años siguientes- cortó por lo sano.

Madrid se cuidó mucho en nombrar una gestora complaciente con UPN -comandada por Alberto Pérez Calvo y Víctor Manuel Arbeloa y a la que se sumaría luego Manuel López Mazuelas- bajo el mandato de permitir la investidura de Miguel Sanz y enterrar en el olvido el caso Otano, que terminó sobreseyéndose cinco años después por no haberse apreciado indicios de cohecho.

Ahí terminó la ilusión de un Gobierno truncado y el cambio tuvo que esperar 20 años.

Finales de 1991. Urralburu le pide a Otano, tras fallecer Malón, que le sustituya como titular de la cuenta en Suiza en la que también figura Aragón.

Noviembre de 1993. Diario 16 publica el patrimonio de Roldán, Aragón solicita su relevo en la cuenta y Urralburu le pide a Otano que incluya a su esposa.

22 de julio de 1995. El Parlamento de Navarra designa a Otano presidente con los 23 votos de PSN, CDN y EA, los 22 en contra de UPN y HB y la abstención de los 5 de IU.

25 de octubre de 1995. El presidente Otano firma con el lehendakari Ardanza el protocolo inicial de colaboración entre Navarra y la Comunidad Autónoma Vasca.

4 de mayo de 1996. El candidato del PP, José María Aznar, es investido presidente por mayoría simple, poniendo fin a 14 años de la era felipista del PSOE.

Finales de mayo de 1996. El líder de UPN, Miguel Sanz, ofrece a Otano estabilidad de gobierno si retira el Órgano Común Permanente entre Navarra y la CAV.

11 de junio de 1996. El Parlamento de Navarra aprueba el Órgano Común con el apoyo de PSN, CDN, EA e IU y los votos en contra de UPN y HB.

12 de junio de 1996. La jueza Marisol Alejandre, instructora del caso Roldán, decreta el secreto de sumario sobre la derivada del caso Otano remitida por el juez Perrodin.

17 de junio de 1996. Otano habla por teléfono con Juan Cruz Alli, Federico Tajadura y Felipe González avanzándoles la publicación al día siguiente de su cuenta en Suiza.

18 de junio de 1996. Javier Otano admite la titularidad de la cuenta suiza y anuncia su dimisión como presidente del Gobierno y secretario general del PSN.

26 de junio de 1996. El PSOE nombra una gestora formada por Alberto Pérez Calvo, Víctor Manuel Arbeloa, Blanca García, Manuel Ochoa, Inma Jurío y Javier Remírez.

17 de septiembre de 1996. La abstención del PSN permite la investidura del candidato de UPN, Miguel Sanz, como nuevo presidente del Gobierno de Navarra.