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Con camisetas y sin el bebé de Bescansa

Los diputados morados colocaron en sus pupitres carteles de ‘ocupado’ y en el senado barberá fue la más abucheada

el Congreso arrancó con una sesión constitutiva larga, tediosa y exenta de la emoción de las primeras veces que marcó la que tuvo lugar el pasado 13 de enero, cuando se estrenaron en el hemiciclo los diputados de los entonces partidos emergentes. Eso sí, ayer se han visto más camisetas reivindicativas.

Todo se desarrolló como un déjà vu: la Mesa de Edad que dirigió la sesión era la misma que en enero, los representantes de Podemos repitieron en términos generales la misma fórmula para prometer sus cargos y la mayoría de los elegidos para la Mesa del Congreso sigue en el órgano rector.

Si hace medio año muchas de las nuevas señorías madrugaron para coger sitio porque aún no tenían asignados los escaños, ayer los grupos ocuparon el lugar donde se colocaron en la anterior legislatura. No obstante, por prevención, los miembros de Unidos Podemos colocaron carteles con la palabra OCUPADO sobre sus pupitres.

La única a la que se vio un poco desubicada fue a la exvicepresidenta del Congreso Celia Villalobos, quien tras entrar en el hemiciclo comprobó que no quedaban huecos libres en la bancada del PP. Un ujier colocó para ella una silla junto a los escaños de la primera fila que hay sobre el banco azul reservado al Gobierno, pero al final optó por colocarse en el gallinero, junto a otro histórico del PP, Teófilo de Luis.

Uno de los nuevos diputados que más centró la atención de los medios fue el jornalero sindicalista Diego Cañamero, cabeza de lista de Unidos Podemos por Jaén, quien llegó a la Carrera de San Jerónimo ataviado una camiseta con la palabra Libertad bajo la imagen de Andrés Bódalo, el anterior cartel electoral, que en diciembre no sacó escaño y después fue encarcelado por una agresión cometida tiempo antes.

También se vieron otras prendas reivindicativas, como las camisetas grises con el lema No nos resignamos, otro gobierno es posible, de los diputados de Compromís o la del electo de EH Bildu, Oskar Matute, en la que se podía leer Sangre minera, semilla guerrillera.

El único incidente que se registró en la tribuna de invitados tuvo lugar tras la designación de Pastor. En protesta por su elección, el joven Víctor Taibo, de la Plataforma de Víctimas del accidente ferroviario del tren Alvia 01455 en Angrois e hijo de la exdiputada autonómica del PP Teresa Gómez Limón, profirió un grito y tiró un papel al hemiciclo.

En la ronda de juramentos y promesas los diputados de Unidos Podemos y sus confluencias reeditaron la fórmula que usaron en enero, una promesa de acatar la Constitución para cambiarla, aderezada con frases personales de cada uno. Si los gallegos de En Marea deslizaban el “O pobo e quien mais ordena” del Gràndola Vila Morena de la Revolución de los Claveles, otros se comprometían a evitar nuevas traiciones a la “clase trabajadora”, a defender la “soberanía” o a clamar contra la violencia machista. “Las queremos a todas vivas”, dijo la asturiana Sofía Castañón.

juramentos Y, como hace seis meses, estas extensas promesas fueron respondidas, sobre todo al principio, con abucheos desde las filas del PP. Pero también se escuchó un juramento original en el PP, cuya diputada gallega Tristana Moraleja aprovechó para resaltar su “lealtad al Rey”, emulando al exdiputado de su grupo Juan Manuel Albendea, que siempre que podía hacía gala de su condición de monárquico.

Desde el quesito del hemiciclo que ocupa el PP, mientras prometía la dirigente del Podemos Carolina Bescansa, se escuchó a un diputado preguntarle a gritos por su hijo Diego, el bebé que fue foco de todas miradas durante la constitución del Congreso en enero y al que esta vez no apareció por el Salón de Plenos.

También en la otra Cámara, los senadores nacionalistas y de Unidos Podemos acataron la Constitución, con matices, lo que provocó algún abucheo, aunque el más sonoro fue el dedicado a Rita Barberá. “No he dormido nada, estoy deseando llegar a Valencia para meterme en la cama”, les dijo a sus compañeros. Después se giró hacia los medios y dijo irónica: “Ni que fuera yo la presidenta del Senado, ¿no?”. - Efe