Un punto de inflexión para la reacción social
Eran los años de plomo de ETA pero la contestación social fue de gran magnitud, pese al boicot de la izquierda abertzale
pamplona - El asesinato de Yoyes provocó una gran convulsión en Euskadi en los años de plomo. De la incredulidad inicial (al principio muchos pensaron que ETA no era capaz de un acto así) se pasó a la indignación y a la reacción social, una de las primeras. “La respuesta fue un punto de inflexión. Por primera vez se firmó con nombre y apellidos una condena del asesinato por parte de ETA”, rememora Elixabete Garmendia.
En Ordizia, pueblo natal de Dolores González y donde fue asesinada, se creó una comisión popular que recogía firmas de rechazo al crimen de una de sus vecinas. Decenas de expolimilis del Goierri publicaron un comunicado de condena. Más de mil personas firmaron un texto de repulsa, el Ayuntamiento condenó el crimen (con el rechazo de los concejales de HB, uno de ellos hermano de Yoyes, que no acudió al pleno) y se organizó un gran homenaje, con bertsolaris como Xabier Euzkitze o cantantes como Imanol Larzabal. También hubo una gran presión en contra y se organizó un boicot por parte de la izquierda abertzale. “Fue muy importante aquella movilización. Había que atreverse a estar ahí en aquellos años”, afirma Garmendia, una de las organizadoras como amiga de Yoyes y de la familia.
“El asesinato de Yoyes supone un revulsivo donde se empieza a ver a ETA con otros ojos, como una organización militarista, intolerante, incapaz de aceptar la disidencia, la diferencia y el debate y la confrontación. Empieza también una incipiente reacción social frente a ETA. Recuerdo el acto de Ordizia que fue uno de los primeros contra ETA de carácter popular”, recuerda el excompañero de Dolores González Iñaki Gurrutxaga, quien opina que esa reacción social se ha ido ampliando con los años hasta contribuir al fin de ETA.
Juan Miguel Goiburu, Goiherri , cree que la repercusión del asesinato de Yoyes parte de “la idiotez de ese atentado”. “Es el primero que hace enfrentarse a un sector de la sociedad vasca”, reflexiona. “La sociedad no está en esa lógica de vencer o morir. La lucha armada se convirtió en persistencia idiota, empecinamiento. Lo de Yoyes a mucha gente le chocó, a gente joven proveniente del mundo abertzale. Se recuerda porque levantó muchas contradicciones”.
Como cada año, el próximo sábado, 30 aniversario del asesinato, familiares y amigos colocarán flores en el lugar de Ordizia donde cayó Yoyes “por atreverse a discrepar y por usar de la libertad”. - E. Santarén
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