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De la euforia a la decepción en 8 segundos

el desencanto cundió entre miles de independentistas con la decisión final de carles puigdemont

De la euforia a la decepción en 8 segundosEFE

las cerca de 30.000 personas concentradas cerca del Parlamento catalán estallaron de alegría cuando el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, asumió que Catalunya sea independiente, pero este júbilo se tornó en silencio y silbidos cuando el jefe del Ejecutivo catalán aseguró unos 8 segundos después que quedaba en suspenso.

Las personas concentradas siguieron en silencio el discurso, en medio de aplausos en momentos clave como cuando se recordó a los heridos el 1-O, para estallar de júbilo cuando Puigdemont afirmó que asumía el mandato de que Catalunya sea un estado independiente en forma de república.

Sin embargo, acto seguido, cuando apostó por suspender los efectos de la declaración, a la espera de iniciar un diálogo en las próximas semanas, la multitud reaccionó con algunos silbidos y un silencio mayoritario.

Al final de su discurso la mayoría le refrendó con un aplauso aunque menos intenso que durante el discurso, en el que asumió que Catalunya sea un estado independiente, pero aplicarlo en diferido, y una gran parte fue abandonando el paseo sin esperar a las intervenciones de los grupos parlamentarios, con semblantes muy serios de contrariedad y perplejidad.

Acto seguido, al subir al hemiciclo la líder de Cs en el Parlament, Inés Arrimadas, se le recibió con gritos y abucheos, que también recibió el primer secretario del PSC, Miquel Iceta.

El más criticado y pitado por los manifestantes fue el presidente del PP de Catalunya, Xavier Garcia Albiol, especialmente cuando dijo que no va a haber ninguna república catalana independiente, a lo que le respondieron a gritos de “¡Independencia!”.

custodia de tractores La concentración, que congregó a unas 30.000 personas según el ayuntamiento de Barcelona, había sido convocada por ANC y Òmnium Cultural y el paseo estuvo custodiado en el Arco del Triunfo por un grupo de tractores.

La concentración tuvo un ambiente mediático y de fuerte expectación entre los asistentes, de todas las edades, y entre los concentrados se vio una mayoría de esteladas -tanto enarboladas como anudadas al cuello y a la cintura-, banderas del Sí y carteles que rezaban SOS Democracy!

Una joven, de los muchos universitarios venidos a la concentración, convocada por las soberanistas ANC y Òmnium Cultural, se sentía engañada: “Menudo coitus interruptus...”.

Mientras, una pareja se alejaba de la concentración dejando un mensaje de frustración: “Ha durado muy poco la independencia”.

Y otros, más comprensivos pero también más veteranos, decían entender la estrategia por la necesidad de apoyo internacional y mostraban un apoyo cerrado al president “haga lo que haga y decida lo que decida”.

En esa línea, había quienes se manifestaban constructivos y positivos y decían mirar al futuro con confianza.

Los tractores fueron de los primeros en llegar. Cerca de una treintena se situaron bajo el Arc de Triomf, al inicio del paseo, dibujando el mismo cuadro de los últimos días: los payeses, con la independencia.

jarro de agua fría A media tarde, ya eran miles los simpatizantes independentistas que se concentraba en torno a la pantalla, con dos caras, que retransmitía, por la televisión pública catalana, la comparecencia de Puigdemont, que pese al retraso de una hora fue recibida a gritos de “president, president”. Aplausos multitudinarios al salir Puigdemont: todo estaba listo para la proclamación de la república catalana. Proclamación en diferido que se convirtió en un jarro de agua fría para los asistentes al no ver recogidas sus expectativas.

Y los silbidos más sonoros, al nombrar Puigdemont al rey y al dictador Francisco Franco, además de Xavier García Albiol, el líder del PPC.

Banderas esteladas, junto a chapas, llaveros y pegatinas, fueron la tónica de la concentración, además de los gritos de independencia.

Y al final del Passeig Lluís Companys, un grupo de gente regalaba rosas rojas y amarillas a los asistentes.

También en este tramo del paseo, la izquierda independentista y anticapitalista, el sector más afín a la CUP, se reunía en uno de los accesos al parque de la Ciutadella, que permaneció cerrado durante todo el pleno por razones de seguridad.

Además, algunos militantes han afirmado que hacían “servicio de orden” por si a la concentración acudían militantes de fuerzas de extrema derecha que se habían citado en las inmediaciones del Parlament.

Pantallas gigantes y seguimiento en los bares. El discurso de Puigdemont no se siguió sólo en la capital catalana por pantallas gigantes, ya que muchos municipios instalaron otras tantas al aire libre en sus plazas mayores. Y en muchos bares de Catalunya, también en las inmediaciones del Passeig Lluís Companys, televisiones y transistores transmitían la comparecencia.

Sólo unos cientos esperaron al final. Sólo varios centenares han esperado hasta el final del Pleno al entender muchos de ellos que también es importante “escuchar a los otros”.

30.000

Unas 30.000 personas, según datos de la Guardia Urbana, siguieron en directo la comparecencia del presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, en el Parlament, en dos pantallas gigantes de televisión instaladas en el Passeig Lluís Companys de Barcelona, situado en las inmediaciones del Parlament.

1.000

Más de un millar de periodistas, fotógrafos y cámaras -de ellos unos 150 extranjeros- de 358 medios de comunicación se acreditaron para seguir la comparecencia de ayer de Carles Puigdemont.