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M.R.: siglas de república

De la quizá primera presidenta de Catalunya, artífice de que Puigdemont no convocara elecciones, dicen que encarna las tres ‘e’ del independentismo: ética, estética y épica

M.R.: siglas de repúblicaEFE

“No nos rendiremos, lucharemos hasta el final”. El gran público la descubrió hace dos semanas con las mejillas tocadas por lágrimas de verdad, como lo es su lucha, siempre en segundo plano, escudera de Oriol Junqueras, a quien lloraba por su encarcelamiento, y ahora candidata a presidenta de la Generalitat. Marta Rovira i Verges (Vic, 25-I-1977) es la dama del procés, para algunos la pit bull, el revés en personalidad de Carme Forcadell, y sobre todo la figura clave que impidió que Carles Puigdemont convocara elecciones posibilitando la proclamación de la república catalana con la que siempre soñó. “El president ya estaba convencido. Había hablado con Artur Mas (también con el lehendakari Iñigo Urkullu) y con Marta Pascal, del PDeCAT, y lo tenía todo preparado para adelantar los comicios antes de seguir con la DUI. Llamó a todos a su despacho y fue entonces cuando Rovira se levantó y le exigió que se olvidase de eso y que declarase la independencia.

En ese momento fue apoyada por Lluís Corominas, presidente de Junts pel Sí, que como ella amenazó con dimitir”. Así describen el escenario del vuelco que posibilitó el día siempre imaginado en la cabeza de la republicana aunque los acontecimientos -los “muertos en la calle” que a su juicio el Estado tenía previsto- hayan complicado su implementación, quién sabe si con ella al frente del Govern, la primera mujer, como vaticinan todas las encuestas.

Contra viento y marea consiguió su propósito como un médico ante una persona en parada cardiorespiratoria. Su determinación política no le llega por ser fan de House of cards, la serie de Kevin Spacey que retrata los entresijos de su profesión y la manipulación del poder entre bambalinas, sino por convicción familiar. Su abuelo paterno era miembro de Òmnium Cultural, entidad de la que también es socio su esposo Raül Presseguer, mientras que el avi materno fue alcalde franquista de Sant Pere de Torelló, de ahí que su madre diera clases de catalán en la clandestinidad, y ella se decantó por la épica de los Països Catalans practicando su talante ideológico más que pragmático, al tiempo que trabajadora e incansable estratega capaz de conformar los mejores equipos, como cuando impulsó junto al líder de ERC una marea de cambios y la llegada de castellanohablantes a colectivos secesionistas como Súmate, caso de Gabriel Rufián.

junqueras en su trayecto La carismática secretaria general de Esquerra Republicana desde 2011, abogada y licenciada en Ciencias Políticas y de la Administración, cuenta en su currículo, además de las matrículas de honor en su expediente académico, el cargo de secretaria de Joves Advocats de Catalunya y el de componente de la colla castellera (agrupación de castellers) Sagals de Osona y de la Cruz Roja. Aficionada al senderismo, tiene como autor de cabecera a Zygmunt Bauman o a otros algo más agresivos como la estadounidense Lucia Berlin o la joven barcelonesa Jenn Díaz, a la que ha colocado como número ocho de la lista en los comicios del 21-D.

Militante de ERC desde 2005, pronto se integró en la sectorial de Justicia del partido y en tres años pasó a ser responsable de internacional, lo que le permitió cruzarse en la senda con Junqueras cuando éste fue candidato a las europeas de 2009. Como secretaria general de la Alianza Libre Europea (ALE) entre 2008 y 2012, sus viajes a Bruselas -donde ha tratado esta semana de consensuar con Puigdemont un programa de campaña conjunto donde el soberanismo no se autoreproche nada- eran periódicos y las jornadas laborales interminables. Trabajó como profesora de Derecho Administrativo en la Escuela de Policía de Catalunya y en la Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo, algo de lo que da fe un blog suyo de aquella época. “Sigue siendo una política con pocos matices, muy directa, previsible”, la describen, aunque emocional, como cuando dejó traslucir las gotas de dolor en sus ojos.

Su compañero de filas Alfred Bosch la llama Madame Procés porque encarna “las tres es del independentismo -ética, estética y épica-”, reveló la exdirigente del partido Pilar Rahola en la presentación del libro Marta Rovira, cada día más cerca, de Eva Piquer, que desnuda su personalidad.

“Sus enemigos, si es que los tiene, no pueden decir que no es honesta, y no me digáis que no es estética, porque siempre sonríe, con esa pose de buen rollo que transmite. Y la épica está clara, porque se ha metido en un lío remarcable. Ni los más grandes de esta sala han vivido un momento semejante, y esperemos que no lo volvamos a vivir porque ya lo tendremos resuelto”, argumentó Rahola. “Que se hiciera un libro sobre mí me ha llegado a angustiar tanto que he llegado a soñar que compraba todos los ejemplares [para que no lo viera nadie], pero no lo he hecho, porque no tengo dinero y porque Eva ha hecho un muy buen trabajo “, ironizó Rovira.

educación y libertad Las bromas sobre su acento vigatano, de Vic, eran habituales tras crecer en una familia típica del país comprometida con la educación de los hijos y la libertad de Catalunya, por este orden, como cuando en su partido hablan de democracia e independencia. Con ese aire de profesora de instituto, idealista, tuvo que hacer pedagogía el el hogar de los abuelos que habían escondido curas y sufrido atrocidades durante la guerra. El paterno, soberanista, nació en una colonia industrial, en una familia obrera, y acabó poseyendo su propia fábrica textil, hasta el punto de que su padre llegó a escupir sangre durante las 16 horas de labor en esa empresa para lograr un sueldo rentable. Con todo, no hace mucho, Rovira se enteró a través de una historiadora de Prats del Lluçanès que el abuelo materno, el franquista, se emboscó para no ir al frente durante la guerra.

Por ello, ella es hija del silencio y el sudor que costó enderezar a Catalunya en los primeros años del pujolismo. Creció leyendo, entre otros, a Milan Kundera y a Bohumil Hrabal, dos grandes supervivientes del comunismo, y viendo los seriales americanos de TV3 con final feliz como Magnum y Perry Mason. Su timidez es madre de su sensibilidad y su visceralidad es padre de sus ganas de cambiar el mundo para ganar espacios de libertad. Y siempre se muestra agradecida a la llamada de Joan Puigcercós en el congreso de 2008 para entrar en la nueva ejecutiva, demostrando que los problemas se podían resolver desde la ingenuidad, y así consiguió que BNG y ERC volvieran a ir juntos a Bruselas tras muchos años.

Discreta y leal, Rovira ha ido retirando los obstáculos para que Junqueras pudiera brillar alegre hacia el liderazgo independentista, y es que no se hizo convergente porque el pujolismo le parecía “hortera”. “Hoy fundamos un nuevo país (?) Estamos aquí para cumplir el mandato del 1-O, ganamos el referéndum y hay que proteger los derechos. Debemos estar a la altura de la dignidad”, proclamó M. R. desde la tribuna parlamentaria el 27 de octubre, día en que el Parlament proclamó la República Catalana. Otro M. R., Mariano Rajoy, trataba de cargársela con la aplicación del artículo 155 de la Constitución. “¿Presidenta (yo)? Todos haremos lo que haga falta”, sostuvo tras la misiva de Junqueras en donde éste señalaba que la “República tiene nombre de mujer”.

Seguro que piensan igual su marido Raül y su hija Agnès. No olvida sus vacaciones en Colonia, en el parque nacional de Eifel, en el regazo de una colina con vistas en el valle del Rur (que no Ruhr), ni el parque de Flevoland, en los Países Bajos. “Va siendo hora de que una mujer esté al mando, una mujer que no se rinde, con una determinación y un convencimiento inigualables, sensata y audaz al mismo tiempo, tozuda y obstinada, pero también dialogante y pactista”, relataba Oriol. Quién sabe cuándo volverá a disfrutar de tiempo libre. “Todos a su lado, no la dejemos nunca sola”. Palabra de líder, encarcelado, por quien M.R. (Marta Rovira) no logra secar sus lágrimas.

Series americanas. Además de practicar senderismo, Rovira es fan de la serie ‘House of cards’, así como en un época juvenil lo era de Magnum y Perry Mason y sus finales felices.

Ávida lectora. Tiene como autor de cabecera a Zygmunt Bauman, y a la estadounidense Lucia Berlin, así como a la barcelonesa Jenn Díaz, que ocupa el número ocho en la lista de ERC. Creció leyendo a Milan Kundera y a Bohumil Hrabal. No olvida sus viajes a Alemania y Países Bajos.