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ETA insiste en distinguir entre víctimas en “el centro del conflicto” y colaterales

Sitúa en la izquierda abertzale la responsabilidad de lidiar con el “conflicto político” y la situación de los presos

pamplona - Como antesala a su desaparición definitiva, consumada la semana pasada, ETA emitió el 21 de abril un comunicado en el que, por primera vez en su historia, pedía “perdón” por sus atentados y expresaba su “empatía” con el dolor ocasionado. Sin embargo, dejaba un sabor amargo por su distinción entre víctimas colaterales, a las que dirigía su pesar, y aquellas que fueron objetivos directos de sus atentados. Una retórica perversa, a juicio de la práctica totalidad de partidos políticos, en la que insiste en una larga entrevista concedida a Gara. En la misma, la banda vuelve a asegurar que “ha habido quienes han estado en el centro mismo del conflicto, a propósito y por su responsabilidad, y quienes no han estado ahí”.

Mantiene, por tanto, la cuenta pendiente que le han reprochado la inmensa mayoría de agentes políticos y sociales, la de reconocer el daño causado y pedir perdón a todas sus víctimas. Al contrario, ETA echa balones fuera y sitúa en el otro lado la “categorización” que le han achacado. Censura por tanto que, según las “leyes y declaraciones” de otros, “no son iguales las víctimas provocadas por ETA y las provocadas por la guerra sucia”. Agrega que “para ellos tampoco todos los afectados por ETA son iguales”, una actitud que califica de “hipócrita” y de la que pone un ejemplo concreto: en el atentado con coche bomba contra José María Aznar de abril de 1995, cuando todavía era jefe de la oposición, una mujer falleció “pero prácticamente nadie la puso por delante del Aznar que salvó la vida. Eso sí que es categorización”.

En el transcurso de la entrevista, definida como “la última antes de su final” y que fue realizada “en las últimas semanas”, la organización se mantiene firme en su postura respecto a las víctimas, a las que no hizo referencia en su comunicado de disolución del pasado jueves. Admite, eso sí, que “entre la ciudadanía vasca está muy extendido el concepto de que hay que reconocer a todas las víctimas” y añade que, en el nuevo escenario, ya no será un agente activo y “surgirán otros consensos destinados a fortalecer la convivencia”. “Hemos querido poner una base con nuestra declaración para favorecer esos consensos, no para poner líneas rojas”, se reafirma.

Víctimas de torturas Para reforzar estos argumentos, la banda pone como ejemplo a sus propios militantes y asegura que “no considera víctima a los caídos en la lucha” porque “han estado en el mismo centro del conflicto a propósito y por su responsabilidad, han sido activistas”. En consecuencia, y pese al clamor exigiéndole un reconocimiento global del daño causado, los objetivos de sus atentados por ser policías, políticos, periodistas, empresarios, jueces, etc., tampoco serían víctimas según su parecer. En cambio, sí cree que sus miembros han sido víctimas de prácticas que el Estado “no admite” como la “tortura, guerra sucia o vulneraciones de derechos humanos en las cárceles”.

En cuanto a las consecuencias del conflicto como los presos o el reconocimiento del daño, ETA sitúa la responsabilidad en EH Bildu. Así, tras recordar que la decisión de echar el cierre “es la consecuencia lógica de la estrategia y las decisiones tomadas por la izquierda aber-tzale desde 2009”, asevera que “el gran reto hoy para la izquierda abertzale es diseñar una estrategia real y eficaz” para encarrilar las consecuencias del “conflicto”.